Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Conversión de san Pablo, apóstol

Conversión de san Pablo, apóstol - Santo del día 25 de enero

Santo del 25 de enero

La Iglesia recuerda hoy la Conversión de San Pablo en el camino de Damasco, una de las más poderosas manifestaciones de la gracia divina que transformó a Saulo, el feroz perseguidor de los cristianos, en el Apóstol de los gentiles. El evento está narrado en los Hechos de los Apóstoles 9, 1-18.  
Conversión de san Pablo, apóstol

"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Tal como está escrito: Por tu causa somos como condenados a muerte todo el día; somos considerados como ovejas del matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por la gracia de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni el presente ni el futuro, ni los poderes, ni las alturas ni las profundidades, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. (cf Rm 8, 35-39).

El Señor es paciente, y su gracia se manifiesta de muchas maneras y en muchos lugares. Esperó a Saulo en el camino a Damasco, para cambiar su corazón y convertirlo en uno de sus más fieles apóstoles. Para hacerlo santo. Lo abrazó con su luz y su voz mientras se dirigía hacia la ciudad donde muchos cristianos se habían refugiado. Presas escondidas y temerosas a las que el Sumo Sacerdote le había autorizado descubrir y capturar.

Fariseo de nacimiento, guardián de la ortodoxia

Saulo era un judío, miembro de la secta de los fariseos, la más estricta. Por lo tanto, era natural que él, educado en la escuela de Gamaliel, interpretara la más terrible persecución de los primeros cristianos, no como una injusticia, sino como un necesario servicio tendiente a conservar íntegra la fidelidad a la observancia de la ley mosaica. Después de haber expulsado de Jerusalén a los cristianos, decidió ir a buscarlos todavía hasta Damasco, donde se habían escondido. Pero era justamente allí donde el Señor ahora esperaba "capturar" a Saulo.

Su encuentro personal con Jesús

Al caer por tierra, Saulo fue sorprendido por aquella voz misteriosa: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?' Y él dijo: '¿Quién eres, Señor?' Y Él respondió: 'Yo soy Jesús a quien tú persigues; levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer'. El relato continúa diciendo: 'Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió'. (cf Hch 9, 4-9).
Fue el discípulo Ananías - otro santo que la Iglesia también recuerda hoy - quien le impuso las manos y le dijo: 'Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. Tomó alimentos y cobró fuerzas'. (cf Hch 9, 17-19).

Las dificultades de la evangelización de Pablo

Fue precisamente en Damasco donde Pablo comenzó a predicar a Jesús en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Mesías y el Hijo de Dios. Luego se trasladó a Jerusalén para encontrarse con Pedro y los otros apóstoles. Pero para Pablo, al volver a su Tarso natal, su credibilidad todavìa era nula pues, por un lado no pudo superar la perplejidad de los judíos que lo consideraban un traidor y aún intentaron matarlo; por otro lado, tenía la necesidad de ganarse la credibilidad de los cristianos que lo recordaban como el terrible perseguidor. Después de Tarso, Pablo fue a Antioquía con Bernabé (cf Hch 11,22), donde 'se reunieron con la iglesia por todo un año, y enseñaban a las multitudes. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez'. (cf Hch 11,25-26). Pablo prosiguió su camino de evangelizacion haciendo muchos viajes para llevar la Palabra a todos los pueblos. Terminó su carrera dando la vida por Cristo en Roma y, de ese modo, nada ni nadie pudo ya separarlo del amor de Cristo. Pablo es por eso uno de los mas grandes evangelizadores de la historia.

Santo del 25 de enero

s. Ananías, que bautizó al Apóstol Pablo en Damasco
Un judío de Damasco convertido al cristianismo, en una visión el Señor le pidió que fuera a buscar a Saulo de Tarso, el perseguidor que se quedó ciego después de la manifestación de Jesús. Ananías obedeció y le impuso las manos. Saulo recuperó la vista y fue bautizado. (cf Hch 9, 17-19).  
 

Oración del día:

 
"Ó Conversión de san Pablo, apóstol, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de Conversión de san Pablo, apóstol y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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