Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Barnabás, apóstol

s. Barnabás, apóstol - Santo del día 11 de junio

Santo del 11 de junio

Bernabé era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe, (Hch 11,24). No era de los Doce pero fue llamado y venerado como Apóstol pues inició el anuncio de la Buena Nueva a todos los pueblos, (Hch 11,22). Fue él quien exhortó a Pablo a la misión, (Hch 11,25-26). Murió como mártir en Salamina.  
s. Barnabás, apóstol

«La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades. Y así José, llamado por los Apóstoles Bernabé –que quiere decir hijo del consuelo– un levita nacido en Chipre que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles». (cf. Hch 4,32-37).

En el precedente texto del libro de los Hechos de los Apóstoles se menciona a José o Bernabé entre los que se reunieron alrededor de los apóstoles después de la muerte de Jesús en Jerusalén. Era una comunidad de creyentes que vivían fraternalmente compartiendo sus bienes. Otra tradición - reportada por Eusebio de Cesarea, que se inspira en Clemente Alejandrino - incluye Bernabé entre los 72 discípulos enviados por Jesús en misión para anunciar el Reino de Dios, por lo tanto lo incluye ya en el primer grupo de los seguidores de Cristo. En cuanto a sus orígenes, sabemos por el libro de los Hechos de los Apóstoles que nació en la isla de Chipre, era judío y se llamaba José. (cf. Hch 4,36).

Cristiano en Jerusalén

Bernabé es uno de los discípulos más reconocidos de la primera comunidad cristiana que, aunque no era de los Doce, también fue enviado como apóstol. En efecto, gracias a él, Pablo que acababa de convertirse en el camino a Damasco fue acogido en Jerusalén por los apóstoles y la comunidad pues era claro que muchos desconfiaban de ese Saulo que había perseguido a los cristianos, (cf. Hch 9, 27) pero Bernabé lo acogió y lo introdujo en la comunidad. Considerado un «hombre virtuoso, lleno del Espíritu Santo y de fe», (cf. Hch 11,24), fue enviado a Antioquía de Siria, de donde habían llegado noticias de numerosas conversiones. Una vez que notó que muchos creían verdaderamente, Bernabé se regocijó y exhortó a todos «a perseverar con un corazón resuelto en el Señor», y luego pidió a Pablo ayuda para ser apoyado en su servicio a la nueva comunidad de creyentes. Una vez más, por lo tanto, Bernabé intervino en la vida de Pablo, empujándolo hacia su misión como Apóstol de los Gentiles. Los dos permanecieron en Antioquía durante un año instruyendo a muchos y fue aquí donde «por primera vez los discípulos se llamaron cristianos». (cf. Hch 11,22-26).

En una larga misión con Pablo

Después de la predicación en Antioquía, Bernabé y Pablo parten para una nueva misión en Chipre. Con ellos también está Juan, llamado Marcos (el evangelista), primo de Bernabé. La siguiente etapa es Panfilia, pero aquí el inexperto Juan decide regresarse a Jerusalén (tal vez por miedo). Bernabé y Pablo continúan, hacia Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe y, fnialmente, regresan de nuevo a Antioquía de Siria. También van a Perge y a Atalia. El creciente número de conversiones de los gentiles dio lugar a disputas sobre si la circuncisión era necesaria, por lo que, alrededor del 49, Bernabé y Pablo regresaron a Jerusalén para discutirlo con los apóstoles. (cf. Hch 15,1-35). Poco después los dos se prepararon para una nueva misión, pero Bernabé quería volver a viajar con Juan, mientras que Pablo, (aún resentido por el abandono anterior), estaba en contra: no confiaba en el joven. Bernabé, en cambio, vio en él a un discípulo por recuperar. Al no encontrar un acuerdo, sus caminos se dividieron: Bernabé se embarca para Chipre con su primo. Pablo, en cambio se va a Asia. (cf. Hch 15,36-40).
«También entre los santos existen contrastes, discordias, controversias. Esto me parece muy consolador, pues vemos que los santos no han caído del cielo», dijo Benedicto XVI recordando el vínculo entre Bernabé y Pablo en la catequesis de la Audiencia General del 31 de enero de 2007, y añadió: «La santidad no consiste en no equivocarse o no pecar nunca. La santidad crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón». De hecho, más tarde, Pablo hablará de nuevo de Marcos como su colaborador, en su carta a Filemón y en la segunda a Timoteo.

Desde Italia hasta el martirio en Salamina

El Nuevo Testamento ya no nos da más noticias ciertas sobre Bernabé, pero algunos textos bizantinos hablan de un viaje con Pedro que lo lleva a Roma. Desde allí habría continuado hacia el norte de Italia. En Milán, en particular, su predicación habría dado lugar a varias conversiones y a la primera comunidad cristiana de la ciudad, que por esta razón lo considera su primer obispo. Las Actas de Bernabé, una obra ya del siglo V, cuenta su muerte en Salamina, donde habría sido apedreado por los judíos sirios en el año 61. Hoy en día en Salamina la tumba de Bernabé todavía existe y se dice que se habría aparecido en un sueño al obispo de Salamina, Anthemios, a finales del siglo V, quien habría trasladado los restos del apóstol a la basílica que quiso dedicarle.

Santo del 11 de junio

Fue arrestado en Roma durante las persecuciones de Diocleciano por predicar contra los dioses paganos. Por negarse a ofrecerles sacrificios, fue azotado hasta la muerte por orden de la corte de Hermógenes. Fue seputado en la 16ª milla de la Via Nomentana.  
De noble origen, Juan será llamado "de San Facundo" porque ese fue el lugar de su nacimiento, en Asturias. Despojado de todas sus riquezas, se convirtió en un ermitaño agustino y terminó sus días en Salamanca en 1479, cuidando con esmero a los pobres y contemplando a Jesús en la Eucaristía.   Leer todo...
s. Paola Frassinetti, virgen, fundadora de las Hermanas de S. Dorotea
De Génova, a los 9 años es huérfana y cuida de su padre y hermanos. Mangas enrolladas, se convierte en colaboradora del hermano sacerdote. Funda una comunidad de monjas educadoras, y en Roma recibe ayuda de los Papas. Funda las Hermanas de Santa Dorotea. Juan Pablo II la proclama Santa en 1984.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Barnabás, apóstol, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Barnabás, apóstol y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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