Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Ignacio de Antioquía, obispo, mártir a Roma

s. Ignacio de Antioquía, obispo, mártir a Roma - Santo del día 17 de octubre

Santo del 17 de octubre

Tercer obispo de Antioquía, en Siria, Ignacio, fue un pagano que en su vejez creyó con grande fe que Jesús era el Mesías esperado. Por esa fe ofrendó su vida bajo las persecuciones de Trajano. Después de un largo viaje testimoniado en siete admirables cartas, sufrió el martirio en el Coliseo romano.  
s. Ignacio de Antioquía, obispo, mártir a Roma

Antioquía, en la actual Siria, era la tercera metrópoli más grande del mundo antiguo después de Roma y Alejandría. Ignacio se convirtió en su obispo alrededor del 69, sucediendo a san Evodio, pero sobre todo al apóstol Pedro que había fundado la comunidad cristiana en esa ciudad. Se dice que Ignacio, originario de una familia pagana no romana, gracias a la predicación de San Juan Evangelista, que había evangelizado esas tierras, profesó su fe cristiana a una edad tardía reconociendo que Dios es amor y que Jesús resucitado era el Mesías esperado.

En su camino al martirio

Ignacio fue un obispo fuerte, un pastor celoso. Los seguidores de su comunidad cristiana lo llamaban un creyente "de fuego", tal como lo sugiere la etimología de su nombre. Durante su episcopado comenzó la terrible persecución del emperador Trajano. El obispo se negó a abjurar y por lo tanto fue condenado a ser transportado encadenado a Roma. Así comienzó su larguísimo viaje, durante el cual fue torturado a menudo por los guardias, hasta su llegada a Roma. La ejecución de la sentencia se realizó en el 107 en el Coliseo, durante las celebraciones por las victorias del emperador en Dacia, y de ese modo "el Trigo de Ignacio" fue triturado por las feroces bestias para ser convertido en "Pan eucarístico de Cristo".

Las siete cartas

Del viaje hacia el martirio del obispo Ignacio nos quedan siete hermosas cartas escritas por él, que también constituyen un documento inimitable de la vida de las comunidades cristianas de la época. Cuando llegó a Esmirna escribió las cuatro primeras, tres de las cuales estaban dirigidas a otras tantas comunidades de Asia Menor: Éfeso, Magnesia y Trali. En ellas expresó su gratitud por las muchas demostraciones de afecto. La cuarta carta, en cambio, está dirigida a la Iglesia de Roma y contiene la súplica de no obstaculizar su propio martirio, por el cual el obispo se siente honrado, considerándolo como una oportunidad de reacompañar a Jesús recorriendo el camino de su misma vida y de su dolorosa Pasión. Pasando por la Troada, Ignacio escribió otras tres cartas: a la Iglesia de Filadelfia, de Esmirna y al obispo de esta última ciudad, Policarpo. En las cartas, pidió a los fieles que apoyaran a la Iglesia de Antioquía, que estaba por afrontar el destino del inminente sacrificio de su pastor, y ofreció al obispo interesantes directrices sobre el ejercicio de la función episcopal. Nos quedan, además, páginas de verdaderas y propias declaraciones de amor a Cristo y a su Iglesia que por primera vez se define como "católica"; testimonios de la concepción tripartita del servicio o ministerio cristiano del obispo, de los sacerdotes y de los diáconos en favor de los creyentes; así como directrices sobre cómo contrarrestar la herejía docetista que afirmaba que la Encarnación del Hijo era sólo aparente y no real. Pero sobre todo, en sus cartas se lee el deseo, expresado casi como una oración, de que los fieles mantengan siempre la unidad de la Iglesia superando todos los errores y eliminando todas las divisiones.

Santo del 17 de octubre

Originario de Lucca, Pedro entró en la Congregación de la Madre de Dios como hermano laico en 1610. Después de varias vicisitudes, siguió a s. José Calasanzio con los Escolapios, seguro de que a través de la escuela era viable la salvación de los jóvenes. Murió en 1647, como teólogo de grande fama.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Ignacio de Antioquía, obispo, mártir a Roma, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Ignacio de Antioquía, obispo, mártir a Roma y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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