Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Moisés, legislador y profeta

s. Moisés, legislador y profeta - Santo del día 04 de septiembre

Santo del 04 de septiembre

Salvado de las aguas del Nilo y educado por el Faraón en el siglo XIV A.C., Dios lo envió a liberar al pueblo de Israel. Tambièn por medio de Moisés Dios dio a los judíos la Ley y los acompañó hacia la conquista de la Tierra Prometida. Su vida y su obra se narra en cuatro libros del Pentateuco.  
s. Moisés, legislador y profeta

En la Biblia hebraico-cristiana encontramos en cuatro libros del Pentateuco, varias tradiciones que nos cuentan con un género literario épico, diversos aspectos de la vida y obra de Moisés. En efecto, después de la historia de José en Egipto narrada en el libro del Génesis, en el Éxodo se relata la tiranía de los egipcios (Ex 1) y como Dios escuchó el clamor de los hebreos (Ex 3,7 ss) y se sirvió de Moisés para obtener la liberación de los judíos de la esclavitud de los egipcios, que pudieron salir para alabar a Dios en el desierto (Ex 3,10). En el Libro del Levítico se habla de las prescripciones morales y cultuales que Moisés dictó para gobernar a su pueblo (Lev 1-27); en el Libro de los Números se relatan las diversas etapas del camino por el desierto, hacia la Tierra Prometida (Num 11-32); en el Deuteronomio encontramos diversos discursos de Moisés junto a los preceptos, normas y prescripciones rituales que el pueblo debía observar para ser fiel a la alianza con Dios. Finalmente, en el capítulos 32-34 del Deuteronomio se narra el final de la vida de Moisés, que admira la tierra prometida desde lo alto de la montaña, pero muere antes de entrar en ella, a la edad de 120 años.

Moisés, de héroe a profeta

La etimología del nombre Moisés significa "salvado de las aguas", pero según otros estudiosos también significa "el que salva su pueblo". En cualquier caso, en el nombre de uno de los mayores profetas del Antiguo Testamento, considerado santo por la Iglesia Católica, están sus orígenes y su destino. Moisés es hebreo de nacimiento, pertenece a la tribu de Leví, (Ex 2,1) pero en la época del Faraón Tutmosis III todos los primogénitos hebreos tenían que ser arrojados al Nilo para evitar que el pueblo hebreo superara en número y fuerza a los egipcios, (Ex 1,22). Moisés, sin embargo, fue salvado y recogido de las aguas por la hija del faraón que lo crió como suyo, (Ex 2,5-10). En la corte egipcia recibió la mejor educación. En el futuro legislador se fue formando una clara idea de la justicia: hay que defender siempre al más débil, tanto que no duda en matar a un egipcio que maltrata a un hebreo. Por esta razón será perseguido por la justicia del Faraón y se verá obligado a huir y encontrar refugio en el desierto, (Ex 2,11-15).

La huida al desierto y la zarza ardiente

Moisés vaga por el desierto del Sinaí, está cansado y deshecho, pero la soledad le hace comprender su propia pequeñez de frente a la inmensidad de la creación. La contemplación de las maravillas del creado despierta en su corazón una gran sed de Dios. Y es allí donde un día Dios lo llama mediante una misteriosa zarza ardiente que habla y nunca se consume. Moisés le pregunta su nombre y Dios responde: "Yo soy el que soy", (Ex 3,14). Yahvéh le ordena volver al Faraón y pedirle que libere a los israelitas de la esclavitud para conducirlos a la Tierra Prometida, (Ex 3,10). Moisés tiene miedo y se resiste pues tiene deudas con la justicia y es tartamudo, pero Dios le da un bastón que manifiesta el maravilloso poder divino, (Ex 4,1-8). y con la ayuda de su hermano Aarón, que tenía el don de la palabra convincente, (Ex 4,10-17), los dos salieron acompañados por Seforá, su esposa, la hija del sacerdote di Madián con la cual Moisés se había casado durante su exilio en el desierto, (Ex 2,21-22).

La cerrazón del Faraón y las plagas

Con un género literario épico, antropomórfico y muy violento, que no hay que interpretar literalmente, en el libro de Éxodo se repite frecuentemente que Dios "había endurecido el corazón del faraón": (Ex 7,13). para significar que para los hebreos de aquellos tiempos nada se movía en la historia sin la intervención divina y para poner de manifiesto que ni Moisés ni Aarón tuvieron una tarea fácil. El bastón convertido en serpiente y el agua del Nilo convertida en sangre no sirvieron de nada para convencer al Faraón, pues sus magos de la corte hicieron lo mismo, (Ex 7,8-13). Luego llegaron las famosas diez plagas de Egipto: el agua se convierte en sangre, (Ex 7,14-24), luego el país fue invadido por ranas, (Ex 7,25-8,11), luego por mosquitos (Ex 8,12-15) y tábanos (Ex 8,16-28); luego una misteriosa peste es abatida sobre el ganado, que milagrosamente preservó a los animales de los hebreos, (Ex 9,1-7). La sexta plaga fue la de las úlceras sobre las personas y los animales, (Ex 9,8-12). Luego vinieron las granizadas que destruyeron el lino y la cebada pero no destrozó el trigo y la espelta por ser tardíos, (Ex 9,13-35); finalmente, hubo otros fenómenos como la invasión de las langostas (Ex 10,1-16) y los tres días de densas tinieblas, (Ex 10,21-29). El Faraón prometió que habría liberado a los hebreos, pero tan pronto como pasaron las nueve plagas, se retractó de nuevo. Al final, llegó la peor de las plagas: en una noche morirán todos los primogénitos de los egipcios, incluido el hijo del Faraón, (Ex 12,29-34). Será también el día de la institución de la fiesta de Pésaj, del paso de la esclavitud a la libertad, será la Pascua que los judíos recordarán cada año con el sacrificio de un cordero, comiendo pan ázimo por la prisa de escapar y las hierbas amargas como símbolo de la condición de esclavitud, (Ex 12,1-28). Sólo entonces el Faraón consentirá liberar a los hebreos, (Ex 12,31), pero cuando llegarán al Mar Rojo, de nuevo el Faraòn ya se habrá arrepentido (Ex 14,5-9): por eso, tan pronto como el pueblo de Israel ha atravesado el mar, el poder divino hizo que las aguas se abatieran sobre los soldados enviados por el Faraón. (Ex 14,23-31).

Comienza el viaje hacia la tierra de la libertad

Finalmente los hebreos están en camino hacia la Tierra Prometida, en camino a Canaán. En el desierto Dios los protege con las maravillas que hace obrar a Moisés: con su bastón hace correr agua de una roca para que apaguen su sed, (Ex 17,1-7). También les envía codornices y maná para alimentarlos, ese alimento particular que consiste en pequeños granos con sabor a torta de miel, (Ex 16). El viaje es largo y hay muchas insidias escondidas en el desierto, como los pueblos contra los cuales tendrá que combatir, pero Dios está con su pueblo y cada vez que Moisés ora levantando los brazos al cielo, Israel sale victorioso, (Ex 17,11-16).

Las Tablas de la ley en el Monte Sinaí

Durante el éxodo, el pueblo hebreo llega a las laderas del Monte Sinaí. Aquí Dios advierte a Moisés que está a punto de mostrarse al pueblo para comunicar su voluntad. Los hebreos se preparan entonces con tres días de purificación, (Ex 19,1-19), pero cuando ven los truenos, relámpagos y una densa nube sobre el monte, todo el pueblo siente un grande temor y temblor. Según otra tradición, elohista, Moisés sube al encuentro con Dios y permanece en el Sinaí durante 40 días y allí recibió las Tablas de la Ley, los Diez Mandamientos tallados en piedra directamente del dedo de Dios, (Ex 24,12-18). Sin embargo, cuando Moisés regresó al campamento se encontró con una situación terrible: el pueblo, cansado e incrédulo, había construido un becerro de oro y había caído en la idolatría, (Ex 32,1-6).Esta y muchas otras pruebas tendrá que superar Moisés al frente de un pueblo de dura cerviz, y su labor como "mediador" entre su pueblo y Dios será intensa, (Dt 5,23-31).

De nuevo en viaje y la sucesión de Josué

Moisés y su pueblo prosiguen de nuevo su camino, pero los problemas todavía no han terminado. Los exploradores de las 12 tribus de Israel enviados en misión de reconocimiento a Canaán regresan con malas noticias: según ellos es imposible establecerse allí pues los residentes locales son mucho más poderosos y numerosos que los hebreos. Son objetivos pero les ha faltado de nuevo la confianza en el poder divino, (Dt 1,19-32). Moisés logra apaciguar la ira divina que quiere exterminar a los culpables, intercediendo por su pueblo para que la siguiente generación, libre de las errores de los padres, pudiera conquistar la Tierra Prometida. Por eso, los hebreos pasarán en el desierto una vida entera, o sea, 40 años. El propio Moisés por su infidelidad morirá sin haber entrado en la Tierra Prometida, pero podrá verla desde lo alto del Monte Nebo, (Dt 32,51-52). A la muerte de Moisés, Josué se hará cargo del liderazgo de Israel para combatir contra los pueblos de Canaan: (Jos 1, 1-5).

Santo del 04 de septiembre

s. Bonifacio I, papa
Bonifacio fue elegido papa en 418 en un cónclave sumamente complicado. Posteriormente, sus detractores eligieron a Eulalio como antipapa. Bonifacio tuvo la habilidad de hacer retractar a Eulalio y luego lo nombró obispo. Así recuperó el lastimado prestigio de la Iglesia de Roma. Murió en el 422.  
Único santo fundador y patrón de un Estado, Marino llegó a Rimini desde Dalmacia en el año 257 para trabajar como cantero. Para escapar de la persecución anticristiana se refugió en el Monte Titano donde fundó su comunidad junto con s. León. Fue ordenado diácono y murió como ermitaño en el año 366.   Leer todo...
Patrona de Palermo, Rosalía nació alrededor del 1125. De familia noble, abandona la corte para dedicarse a una vida de ermitaña. Muere a los 35 años, pero su popularidad es enorme cuando, durante la peste de 1624/25, sus restos, llevados en procesión por la ciudad, sanaron a los enfermos.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Moisés, legislador y profeta, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Moisés, legislador y profeta y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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