Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Silverio, papa

s. Silverio, papa - Santo del día 02 de diciembre

Santo del 02 de diciembre

Hijo del papa s. Ormisda, Silverio fue el 58º Papa de la Iglesia latina, depuesto y luego obligado a abdicar en 537 por los seguidores de la herejía monofisita que gobernaban en Constantinopla. Murió exiliado en una pequeña isla del archipiélago pontino, Palmarola, de la que se convirtió en patrón.  
s. Silverio, papa

La vida de Silverio está señalada por diversas controversias, empezando por el lugar de su nacimiento, disputado -según las distintas fuentes- entre Frosinone, de la que es actualmente patrón, y la vecina localidad de Ceccano, donde no hay rastro de un culto dedicado a él. Nombrado 58º Papa de la Iglesia de Roma por voluntad del rey Ostrogodo Teodato, su pontificado duró sólo un año debido al estallido de la guerra greco-gótica entre Constantinopla y los Ostrogodos, que duró por 18 largos años.

Una designación muy controvertida

El 22 de abril de 536 el Papa Agapito I murió en Constantinopla, abriendo, de hecho, las disputas en Oriente y Occidente por la elección del sucesor. En medio del descontento generalizado y, según la primera parte de la biografía del Liber pontificalis, el rey Ostrogodo Teodato impuso como Papa a Silverio, que en ese momento sólo era subdiácono, un ministerio eclesial considerado "demasiado bajo" para acceder directamente al ministerio del sucesor de san Pedro. Junto a la designación del diácono Silverio como Papa, el rey Teodato, amenazaba con sofocar por la fuerza cualquier oposición proveniente de la nobleza o del clero. Por tales motivos, todos debieron callar y obedecer, poniendo buena cara ante tan violenta imposición. En medio a este triste cuadro de la Iglesia de Roma, apareció también Teodora, que era la esposa de Justiniano, el emperador romano de Oriente, y que defendía la herejía monofisita y que se oponía a la designación de Silverio como Papa, pues ella ya había dispuesto que el sucesor de Agapito habría sido Vigilio, su fiel servidor.

¿Qué era la herejía monofisita?

El monofisismo fue una doctrina teológica desarrollada alrededor del año 400 por el archimandrita Eutico, el abad de un monasterio de Constantinopla que, en práctica, reconocía sólo la naturaleza divina de Jesucristo. Según esta doctrina teológica la naturaleza humana de Jesús se "con-fundió" con la divina cuando "fue absorbida" por el Verbo divino y como resultado "se disolvió" en la naturaleza divina. El monofisismo perdió así el auténtico significado de la unión hipostática consustancial, sin con-fusion, de la persona divina del Verbo con la naturaleza humana real del hombre Jesús. La afirmación de que la naturaleza divina de Jesús fuera su única naturaleza (mono-physis), desconoció de hecho su doble naturaleza divina y humana y, por ello, fue calificada como herética en el Concilio de Calcedonia en el año 451. Aún así, esta doctrina consiguió reunir muchos prosélitos en torno a los siglos V y VI, provocando el cisma de las iglesias copta, armenia y jacobita de Siria; separación doctrinal que perdura hasta el día de hoy.

Un complot fraguado en Oriente

Además de los problemas doctrinales asociados al monofisismo en Oriente y Occidente, la situación se complicó aún más desde el punto de vista político en la península itálica: disputada en ese entonces entre las fuerzas de Constantinopla y las de los Godos invasores. Obviamente, las consecuencias de tales conflictos recayeron también en el ámbito religioso durante el pontificado de Silverio. El emperador Justiniano declaró la guerra a los Ostrogodos enviando a su mejor general, Belisario, que consiguió llegar a Roma, y en su camino hizo que Vitiges, el nuevo rey Ostrogodo que había sucedido a Teodato, se refugiara en Rávena. En este contexto, Teodora siguió librando su batalla personal contra Silverio, intentando que este suavizara su posición a favor del monofisismo, pero al no conseguirlo, urdió un complot: hizo circular una carta falsa donde Silverio prometía abrir las puertas de Roma para que el rey de los Godos Vitiges, entrara para liberarla de los bizantinos. Silverio puso en claro tales falsedades y dejó el Laterano para recluirse en la Basílica de santa Sabina. Pero tiempo después Belisario, su esposa Antonina y Vigilio, inventaron nuevas acusaciones contra Silverio, que esta vez no se defendió. De ese modo, Silverio fue despojado de sus hábitos pontificios, fue revestido como monje y exiliado a Constantinopla. Ni siquiera el emperador Justiniano pudo hacer nada por él y sufrió el exilio en Patara, en Licia. En su lugar Vigilio tomó su lugar como el nuevo Papa que sí fue complaciente con el monofisismo.

Exilio en la isla de Palmarola

Cuando el obispo de Patara aportó al emperador pruebas irrefutables de la inocencia de Silverio, Justiniano se vio obligado a liberarlo y a hacerlo regresar a Roma. Allí, sin embargo, Vigilio, contratacó y obligó al general Belisario a capturar a Silverio y a deportarlo esta vez a la isla pontina de Palmarola. Fue allí donde Silverio, en un intento de poner fin al cisma entre las Iglesias, decidió abdicar y después de aproximadamente un mes, el 2 de diciembre, murió. La Iglesia universal lo recuerda en ese día. Sus restos mortales, en contra de la costumbre de sepultar a los Papas en Roma, permanecieron en Palmarola, donde es venerado el 20 de junio, día de su llegada a la isla.

Santo del 02 de diciembre

Una leyenda muy poco histórica del siglo IV cuenta la grande fe de Bibiana que fue perseguida porque se negó a abjurar de Cristo. Encarcelada con su familia, violentada y condenada a un burdel, dio un testimonio de fe y de fortaleza inquebrantables. Hay una iglesia dedicada a ella en el Esquilino.  
Pimenio, que vivió entre los siglos III y IV, fue un sacerdote entre cuyos alumnos se encontraban Donato o Crescencio, el futuro obispo de Arezzo, futuro mártir. También él sufrió el martirio, acusado de dar sepultura a los mártires, y fue sepultado en el cementerio de Ponciano en la Via Portuense.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Silverio, papa, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Silverio, papa y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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