Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Simeón, conde de Crépy

Santo del 30 de septiembre

Simón, conde de Crépy, renunció a todas sus riquezas y a su matrimonio para retirarse a la vida monástica, luego a la ermita del Macizo del Jura donde los peregrinos se reunían con él por su sabiduría. Murió en Roma en 1082.  

Santo del 30 de septiembre

s. Jerónimo, sacerdote y doctor de la Iglesia
San Jerónimo fue un Padre de la Iglesia Occidental que dedicó toda su vida al estudio de las Escrituras. Buscó poner en práctica la Palabra de Dios. Como asceta y letrado al servicio del Papa Dámaso, tradujo la Biblia de los textos hebreos y griegos al latín. Murió el 30 de septiembre del 420.   Leer todo...Leia tudo...
s. Francisco de Borja, sacerdote jesuita
Francisco de Borja nació en Gandía, España, en 1510. Casado, 8 hijos, fue Virrey de Cataluña, pero nunca descuidó su fe. Viudo, lo dejó todo y entró en la Compañía de Jesús. Fundador de las misiones en América del Sur, murió en 1572.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Simeón, conde de Crépy, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Simeón, conde de Crépy y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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