Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 25 de julio

Santo del 25 de julio | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 25 de julio, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 25 de julio, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

s. Santiago el Mayor, apóstol

Pescador de hombres

Santiago, hermano del apóstol Juan, es llamado “el Mayor” para distinguirlo del homónimo apóstol, Santiago hijo de Alfeo. Su vida cambia radicalmente cuando acoge la invitación de Jesús a convertirse en “pescador de hombres”. Caminando más allá – se lee en el Evangelio según Mateo – Jesús “vio a dos hermanos, Santiago de Zebedeo y Juan su hermano, que en la barca junto a Zebedeo, su padre, doblaban las redes. Y enseguida, dejando la barca y al padre, lo siguieron”. De carácter impetuoso, él y su hermano fueron llamados por Jesús mismo con el apelativo de “hijo del trueno”.

En el monte de la Transfiguración y en el de la agonía

Santiago es testigo de la gloria de Jesús, del evento de la Transfiguración: “Jesús – escribe el evangelista Mateo – tomo consigo a Pedro, Santiago y Juan su hermano, y los condujo sobre una montaña elevada, alejada. Y se transfiguró delante de ellos; su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se hicieron cándidos como la luz”. El apóstol también es testigo de la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní: “Tomo consigo a Pedro, Santiago y Juan – se recuerda en el Evangelio de Marcos – comenzó a sentir miedo y angustia”.

Primer apóstol mártir

Jesús les preanuncia el martirio. “¿Pueden beber – escribe Mateo – el cáliz que yo estoy por beber?”. Santiago y Juan le respondieron: “lo podemos”. Su muerte es descrita en los Hechos de los Apóstoles: “En aquel tiempo el rey Herodes comenzó a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Mando a asesinar con la espada a Santiago, hermano de Juan”. Después de la decapitación, según la leyenda Aurea del fraile dominico Jacobo de Varagine, su cuerpo fue trasladado a España.

La tumba de Santiago

Según la tradición, en el 831, después de un prodigioso fenómeno luminoso en proximidades del monte Liberón, fue descubierto un sepulcro con la escrita: “Aquí yace Jacobus, hijo de Zebedeo y de Salome”. El lugar fue denominado campus stellae (“campo de la estrella”), nombre del cual derivará después el de la ciudad de Santiago de Compostela. En 1075 inicia la construcción de la Basílica dedicada al apóstol y desde la edad media, el Santuario es meta de peregrinaciones, antes de toda Europa y ahora de todas partes del mundo.

El Camino de Santiago

El Camino de Santiago es una de las vías más importantes de la historia y de la cristiandad. Escribe Paulo Coelho: “El Espíritu de los viejos peregrinos de la Tradición te acompaña en el viaje. El sombrero te cubre del sol y de los malos pensamientos; el mantel te protege de la lluvia y de las malas palabras; el bastón te protege de los enemigos y de las malas acciones. La bendición de Dios, de San Santiago y de la Virgen te acompañen durante todas las noches y todos los días”.
 

s. Cristóbal, mártir

Protector de los viajeros

La imagen más frecuente de San Cristóbal representa un gigante barbudo que lleva sobre los hombros al Niño Jesús y le ayuda a atravesar las aguas de un río; el Niño sostiene el mundo con la punta de los dedos, como si jugase con una pelota.

Esta imagen se refiere a una de las leyendas  más conocidas sobre el santo. Según esta tradición, su verdadero nombre era Reprobus, y era un gigante que deseaba servir al mayor rey que existiese. Llegado a la corte de un rey que se consideraba invencible, se puso a su servicio; pero un día vio que el monarca se santiguaba ante la mención del diablo. Le preguntó el por qué, y el rey le dijo que tenía miedo del diablo, por lo que cada vez que lo oía nombrar, hacía el signo de la cruz buscando protección.

El gigante entonces se puso a buscar al diablo, considerándolo más poderoso que el rey. No tardó en encontrarlo, y comenzó a seguirlo y a servirlo. Pero un día, pasando por un camino en el que había una cruz, el diablo cambió de ruta. Reprobus le preguntó el motivo, y el diablo admitió que se veía obligado a escapar asustado ante la cruz, porque Cristo había muerto sobre una cruz. Entonces Reprobus lo abandonó para buscar a Jesucristo.

Conoció a un ermitaño que le instruyó en la fe cristiana y le sugirió que construyese una cabaña cerca de un río de aguas peligrosas y viviese allí ayudando a los caminantes a atravesarlo, empleando su estatura y su fuerza. Este servicio complacería a Cristo, pues mucha gente perecía tratando de atravesar el río. Un día, el gigante escuchó una voz infantil que le pedía ayuda: era un niño que deseaba pasar a la otra orilla. El gigante lo cargó sobre sus hombros y comenzó a atravesar las aguas tumultuosas; pero a medida que avanzaba, el peso del niño aumentaba, hasta el punto de que solo con un gran esfuerzo consiguió alcanzar la orilla opuesta. Allí el Niño le reveló su identidad: era Jesús, y el peso que el gigante había sostenido era el del mundo entero, salvado por la Sangre de Cristo.

Esta leyenda, además de inspirar la iconografía occidental, ha hecho que San Cristóbal sea invocado como patrón de los barqueros, los peregrinos y los viajeros.

El santo con cabeza de perro

En Oriente, San Cristóbal es representado generalmente con cabeza de perro, como testimonian muchos iconos conservados en San Petersburgo y Sofía. Según algunos, esta iconografía indica que se trata de un culto nacido en el ámbito helenístico-egipcio, con una clara referencia al dios Anubis.

Más probable, aunque más complicada, es esta otra hipótesis: Reprobus se enroló en el ejército romano y se convirtió al cristianismo con el nombre de Cristóbal. Denunciado por su actividad de apostolado entre sus camaradas y conducido ante el juez, resistió a todos los intentos de hacerle abjurar de su fe, por lo que fue decapitado. Así, Cristóbal llevó a Cristo en su corazón hasta el martirio, como el asno  llevó a Cristo en su entrada triunfal en Jerusalén. Por esta razón, en Oriente se difundió inicialmente la costumbre de representar a Cristóbal con cabeza de asno, que más adelante fue transformada en cabeza de perro. Se trataría por tanto de una iconografía propiamente cristiana, sin ninguna relación con los cultos paganos.

Protector de los ojos

Según la Leyenda Áurea, el martirio de Cristóbal tuvo lugar en Samo, en Licia, un 25 de julio. El santo resistió a las torturas infligidas con barras de metal ardiente. Entonces le dispararon flechas, que quedaron suspendidas en el aire; una de ellas volvió hacia atrás y atravesó el ojo del soberano que había ordenado el suplicio. El rey dio orden de decapitar a Cristóbal, y el santo, antes de morir, le dijo: “Lávate el ojo con mi sangre y quedarás curado”. El rey recuperó la vista y se convirtió. Desde entonces se invoca la intercesión de San Cristóbal para curar las enfermedades de la vista.

Calendario Litúrgico

25 de julio: Fiesta de Santiago, Apóstol

Feast

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : 2 Corintios 4, 7-15
Salmo Responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
Aclamación antes del Evangelio: Cfr Juan 15, 16
Evangelio: Mateo 20, 20-28

Color litúrgico: Red

Reflexión

  • Es como si Jesús les dijera: Vosotros me habláis de honores y de coronas, pero yo os hablo de luchas y fatigas. Éste no es tiempo de premios (San Juan Crisóstomo)

  • La tentación del cristianismo sin la cruz, una Iglesia a medio camino, que no quiere llegar a donde el Padre quiere, es la tentación del triunfalismo. Queremos el triunfo de hoy, sin ir a la cruz, un triunfo mundano, un triunfo razonable (Francisco)

  • La redención de Cristo consiste en que Él ‘ha venido a dar su vida como rescate por muchos’ (Mt 20,28), es decir ‘a amar a los suyos hasta el extremo’ (Jn 13,1) para que ellos fuesen ‘rescatados de la conducta necia heredada de sus padres’ (1Pe 1,18) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 622)

  • 📖 Evangelio de hoy
    🙏 Laudes
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