Santo del 7 de marzo
Conozca la Historia y la Devoción
El día 7 de marzo, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.
Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 7 de marzo, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!
Mártir de Cartago bajo Septimio Severo en el 203, Perpetua fue una dama noble y Felícitas la hija menor de sus siervos. Madre reciente la primera, a punto de dar a luz la segunda, se apoyaron mutuamente en la arena hasta el final. Perpetua retrató en su diario las miserias de las cárceles romanas.
Inspirada por s. Teresa de Ávila, Teresa Margarita entró en el Carmelo de Florencia. Supo conjugar la contemplación espiritual carmelita con la dedicación práctica de cuidado por sus hermanas enfermas. Fue llamada "santa enfermera". Murió a la edad de 23 años, en 1770, Pío XI la canonizó en 1934.
Calendario Litúrgico
7 de marzo: Viernes después de ceniza
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura :
Isaίas 58, 1-9
Aclamación antes del Evangelio:
Cfr Amós 5, 14
Evangelio:
Mateo 9, 14-15
Color litúrgico: Morado
Reflexión
Tres son los resortes que hacen que la fe se mantenga firme: la oración, el ayuno y la misericordia. Quien posee uno solo de los tres no posee ninguno (San Pedro Crisólogo)
Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. El verdadero ayuno, repite el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial (Benedicto XVI)
Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores “el saco y la ceniza”, los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas (…) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.430)