Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Evangelio del lunes, 4 de agosto de 2025

Calendario Litúrgico del lunes, 4 de agosto de 2025

Memoria de San Juan Vianney, presbítero

Memoria

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Números 11, 4-15
Salmo Responsorial: Salmo 80, 12-13. 14-15. 16-17
Aclamación antes del Evangelio: Mateo 4, 4
Evangelio: Mateo 14, 13-21

Color litúrgico: Blanco

lunes, 4 de agosto de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión

Primera lectura

Números 11, 4-15

En aquellos días, los israelitas se quejaban diciendo: "¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado, que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerros, cebollas y ajos! Pero de tanto ver el maná, ya ni ganas tenemos de comer".

El maná era como la semilla del cilantro y su aspecto como el de la resina aromática. El pueblo se dispersaba para recogerlo. Lo molían en el molino o lo machacaban en el mortero; luego lo cocían en una olla y hacían con él una especie de pan, que sabía como el pan de aceite. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.

Moisés oyó cómo se quejaba el pueblo, cada una de las familias, a la entrada de su tienda. Eso provocó la ira del Señor, y Moisés, también muy disgustado, le dijo al Señor: "¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿En qué te he desagradado para que tenga que cargar con todo este pueblo? ¿Acaso yo lo he concebido o lo he dado a luz, para que me digas: 'Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la creatura, y llévalo a la tierra que juré darles a sus padres?' ¿De dónde voy a sacar yo carne para repartírsela a toda la gente, que me dice llorando: 'Queremos comer carne'? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí. Si me vas a tratar así, por favor, quítame la vida y no tendré que pasar tantas penas".

Salmo Responsorial

Salmo 80, 12-13. 14-15. 16-17

R. (2a) Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Israel no oyó mi voz, dice el Señor,
y mi pueblo no quiso obedecerme.
Los entregué, por eso, a sus caprichos
y los dejé vivir como quisiesen.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
¡Ojalá que mi pueblo me escuchara
y cumpliera Israel con mis mandatos!
Yo, al punto, humillaría a sus enemigos
y sentirían mi mano sus contrarios.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Los que aborrecen al Señor
tratarían de adularme,
pero su suerte quedaría fijada.
En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo
y yo lo saciaría con miel silvestre.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.

Aclamación antes del Evangelio

Mateo 4, 4

R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.

Evangelio

Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.

Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer". Pero Jesús les replicó: "No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer". Ellos le contestaron: "No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados". El les dijo: "Tráiganmelos".

Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

 

Reflexión

  • Posiblemente no nos encontramos en situación de dar mucho, pero siempre podemos dar la alegría que brota de un corazón que ama a Dios (Santa Teresa de Calcuta)

  • Esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos. ¡Y atención! No es magia, es un ‘signo’: un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente (Francisco)

  • La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.416)

  • Santo del día

    S. Juan M. Vianney, cura de Ars, patrón del clero que cura las almas
    Juan María Vianney, el Cura de Ars, vivió a mediados del siglo XIX. Ejemplo de gran celo sacerdotal, dedicó su ministerio a la salvación de las almas transcurriendo aún hasta 16 horas al día en el Sacramento de la Reconciliación y el Perdón. Benedicto XVI le dedicó el Año Sacerdotal 2009.   Leia tudo...
    Poco se sabe de estos dos clérigos romanos sepultados en una iglesia sobre la Via Tiburtina. Según algunas fuentes, Crescencio - o Crecención - era un lector; Justino se dedicó a las obras de caridad y a dar digna sepultura a los mártires cristianos. Por eso fue martirizado en la época de Claudio.  

    Versículo del Día

    "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)
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