Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Evangelio del martes, 5 de agosto de 2025

Calendario Litúrgico del martes, 5 de agosto de 2025

Martes de la XVIII Semana del Tiempo Ordinario

Lecturas y Evangelio de hoy

Lectura I: Números 12, 1-13
Salmo Responsorial: Del Salmo 50
Aclamación antes del Evangelio: Juan 1, 49
Evangelio: Mateo 14, 22-36

Color litúrgico: Verde

martes, 5 de agosto de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión

Lectura I

Números 12, 1-13

En aquellos días, María y Aarón criticaron a Moisés porque había tomado por esposa a una mujer extranjera. Decían: “¿Acaso el Señor le ha hablado solamente a Moisés? ¿Acaso no nos ha hablado también a nosotros?” Y el Señor los oyó. Moisés era el hombre más humilde de la tierra.

De repente, el Señor les dijo a Moisés, a Aarón y a María: “Vayan los tres a la tienda de la reunión”. Y fueron los tres. Bajó el Señor en la columna de nube y se quedó en la puerta de la tienda. Llamó a Aarón y a María, y los dos se acercaron.

El Señor les dijo: “Escuchen mis palabras. Cuando hay un profeta entre ustedes, yo me comunico con él por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, mi siervo, es muy distinto: él es el siervo más fiel de mi casa; yo hablo con él cara a cara, abiertamente y sin secretos, y él contempla cara a cara al Señor. ¿Por qué, pues, se han atrevido ustedes a criticar a mi siervo, Moisés?”

Y la ira del Señor se encendió contra ellos. Cuando él se fue y la nube se retiró de encima de la tienda, María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa.

Entonces Aarón le dijo a Moisés: “Perdónanos, Señor nuestro, el pecado que neciamente hemos cometido. Que no sea María como quien nace muerta del seno de su madre; mira su carne ya medio consumida por la lepra”. Entonces Moisés clamó al Señor, diciendo: “Señor, ¡cúrala por favor!”

Salmo Responsorial

Del Salmo 50

R. (cf 3a) Misericordia, Señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia,
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos
y purifícame de mis pecados. 
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Puesto que reconozco mis culpas,
tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti solo pequé, Señor,
haciendo lo que a tus ojos era malo. 
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Es justa tu sentencia 
y eres justo, Señor, al castigarme. 
Nací en la iniquidad, 
y pecador me concibió mi madre. 
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Crea en mí, Señor, un corazón puro,
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti, 
ni retires de mí tu santo espíritu. 
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
 

Aclamación antes del Evangelio

Juan 1, 49

R. Aleluya, aleluya.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el rey de Israel.
R. Aleluya.

Evangelio

Mateo 14, 22-36

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.

Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados.

O bien:
Mateo 15:1-2. 10-14

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos escribas y unos fariseos venidos de Jerusalén y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?”

Jesús llamó entonces a la gente y le dijo: “Escuchen y traten de comprender. No es lo que entra por la boca lo que mancha al hombre; lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre”.

Se le acercaron entonces los discípulos y le dijeron: “¿Sabes que los fariseos se han escandalizado de tus palabras?” Jesús les respondió: “Las plantas que no haya plantado mi Padre celestial, serán arrancadas de raíz. Déjenlos; son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo”.


 

Reflexión

  • La oración es conversación y diálogo con Dios: seguridad de las cosas que se esperan, igualdad de condición y de honor con los ángeles, enmienda de los pecados, remedio de los males, garantía de los bienes futuros (San Gregorio de Nisa)

  • ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un “yo” y un “tú”. En este caso un Tú con la T mayúscula. Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios (San Juan Pablo II)

  • No hay otro camino de oración cristiana que Cristo. Sea comunitaria o individual, vocal o interior, nuestra oración no tiene acceso al Padre más que si oramos “en el Nombre” de Jesús (…) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.664)

  • Santo del día

    En Maserfield (o Oswestry), Inglaterra, Osvaldo rey de Northumbria, fue un distinguido militar que buscó difundir la fe cristiana en la región no solo por medio de la paz sino también por la fuerza de la guerra. Murió en 642 en batalla contra el rey pagano Penda. Por eso fue venerado como mártir.  

    Versículo del Día

    "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)
    📖 Evangelio de hoy
    🙏 Hora Tercia
    📅 Calendario Litúrgico