Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Evangelio del domingo, 7 de septiembre de 2025

Calendario Litúrgico del domingo, 7 de septiembre de 2025

XXIII Domingo Ordinario

Solemnidad

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Sabidurίa 9, 13-19
Salmo Responsorial: Salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17
Segunda lectura: Filemón 9-10. 12-17
Aclamación antes del Evangelio: Salmo 118, 135
Evangelio: Lucas 14, 25-33

Color litúrgico: Verde

domingo, 7 de septiembre de 2025: Lectura & Salmo Responsorial & Evangelio & Reflexión

Primera lectura

Sabidurίa 9, 13-19

¿Quién es el hombre que puede conocer
los designios de Dios?
¿Quién es el que puede saber lo que el Señor tiene dispuesto?
Los pensamientos de los mortales son inseguros
y sus razonamientos pueden equivocarse,
porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma
y el barro de que estamos hechos entorpece el entendimiento.

Con dificultad conocemos lo que hay sobre la tierra
y a duras penas encontramos lo que está a nuestro alcance.
¿Quién podrá descubrir lo que hay en el cielo?
¿Quién conocerá tus designios, si tú no le das la sabiduría,
enviando tu santo espíritu desde lo alto?

Sólo con esa sabiduría
lograron los hombres enderezar sus caminos
y conocer lo que te agrada.
Sólo con esa sabiduría se salvaron, Señor,
los que te agradaron desde el principio.

Salmo Responsorial

Salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

R. (1) Tú eres, Señor, nuestro refugio.
Tú haces volver al polvo a los humanos,
Diciendo a los mortales que retornen.
Mil años para ti son como un día
que ya pasó; como una breve noche.
R. Tú eres, Señor, nuestro refugio.
Nuestra vida es tan breve como un sueño;
Semejante a la hierba,
que despunta y florece en la mañana
y por la tarde se marchita y se seca.
R. Tú eres, Señor, nuestro refugio.
Enséñanos a ver lo que es la vida
y seremos sensatos.
¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener
compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?
R. Tú eres, Señor, nuestro refugio.
Llénanos de tu amor por la mañana
y júbilo será la vida toda.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos,
puedan mirar tus obras y tu gloria.
R. Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Segunda lectura

Filemón 9-10. 12-17

Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí, en la cárcel.

Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo. Yo hubiera querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino por tu propia voluntad.

Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo, a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. Él ya lo es para mí. ¡Cuánto más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano en Cristo! Por tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118, 135

R. Aleluya, aleluya.
Señor, mira benignamente a tus siervos
y enséñanos a cumplir tus mandamientos.
R. Aleluya.

Evangelio

Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: "Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: 'Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar'.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.

Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo''.

Reflexión

  • Aprovechaos de los pequeños sufrimientos aún más que de los grandes. No mira Dios tanto lo que se sufre como la manera en que se sufre. Sufrir poco o mucho, sufriendo por Dios, es sufrir como santo (San Luis Mª Grignion de Montfort)

  • Siempre está este camino que Él ha hecho antes: el camino de la humildad, el camino también de la humillación, de negarse a uno mismo y después resurgir de nuevo. ¡Éste es el camino! (Francisco)

  • (…) Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: ‘No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído’ (Hch 4,20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los tiempos a entrar en la alegría de su comunión con Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 425)

  • Santo del día

    Originaria de Alise, Reina era la hija de Olibrio, un jefe galo del siglo III. Habiendo quedado huérfana de madre, desde muy joven se convirtió al cristianismo y sufrió el martirio de manos de su padre pagano, que prefirió matarla antes que sufrir la vergüenza de tener una hija cristiana.  

    Versículo del Día

    "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." (Mateo 5,3)
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