Calendario Litúrgico del domingo, 7 de septiembre de 2025
XXIII Domingo Ordinario
Solemnidad
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura :
Sabidurίa 9, 13-19
Segunda lectura:
Filemón 9-10. 12-17
Aclamación antes del Evangelio:
Salmo 118, 135
Evangelio:
Lucas 14, 25-33
Color litúrgico: Verde
Liturgia de las Horas del 07 septiembre
XXIII Domingo Ordinario
La Liturgia de las Horas: Un Encuentro Diario con Dios
La Liturgia de las Horas se divide en varios momentos clave, cada uno pensado para acompañarnos a lo largo del día en nuestra oración y comunión con Dios:
Oficio de Lecturas – Puede rezarse en cualquier momento del día. Contiene salmos, lecturas bíblicas y textos de los Padres de la Iglesia, ofreciendo alimento espiritual para nuestra jornada.
Laudes (Oración de la Mañana) – Rezada al amanecer, es un hermoso momento de alabanza a Dios por el nuevo día que comienza.
Hora Media – Comprende Tercia (media mañana), Sexta (mediodía) y Nona (media tarde). Estas oraciones nos ayudan a permanecer en la presencia de Dios y a renovar nuestra comunión con Él durante el día.
Vísperas (Oración de la Tarde) – Se reza al atardecer y es una oportunidad para agradecer a Dios por todo lo vivido, meditando sobre Su amor y fidelidad.
Completas (Oración de la Noche) – Antes de dormir, esta oración nos invita a confiar plenamente en Dios, entregándole nuestro descanso y nuestra vida.
Cada momento de la Liturgia de las Horas es un susurro del alma hacia Dios, un encuentro que llena el corazón de paz y fortalece nuestra fe. Que podamos encontrar en esta hermosa tradição un camino de oración constante, dejando que Dios ilumine cada instante de nuestro día. 🙏✨
Elija un horario de oración durante el día.
Laudes
El contenido está siendo actualizado.
Hora Tercia
El contenido está siendo actualizado.
Hora Sexta
El contenido está siendo actualizado.
Hora Nona
El contenido está siendo actualizado.
Vísperas
El contenido está siendo actualizado.
Completas
El contenido está siendo actualizado.
Segunda lectura
Filemón 9-10. 12-17
Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí, en la cárcel.
Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo. Yo hubiera querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino por tu propia voluntad.
Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo, a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. Él ya lo es para mí. ¡Cuánto más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano en Cristo! Por tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo.