Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Benito, abad, patrón de Europa

s. Benito, abad, patrón de Europa - Santo del día 11 de julio

Santo del 11 de julio

Fundador de la orden benedictina, patrono de Europa: su vida se refleja fielmente en la “Regla”, cuyo espíritu se resume en el lema “Ora et Labora”. En estas palabras San Benito, cuya memoria es celebrada por la Iglesia el 11 de julio, indica a los monjes los pasos a seguir en su camino.  
s. Benito, abad, patrón de Europa

El pensamiento benedictino, la linfa de Europa

Las enseñanzas de San Benito, nacido en Nursia en torno al 480 d.C., son una de las levaduras más fuertes para el nacimiento de la cultura europea, tras la decadencia de la civilización romana. Es el punto de partida para la difusión de centros de oración y de hospitalidad. No es solamente faro del monacato, sino también un manantial providencial para pobres y peregrinos. “Deberíamos preguntarnos”, escribe el historiador Jacques Le Goff, “a qué excesos se habría visto abocada la gente del Medievo, si no se hubiera alzado esta voz grande y dulce”. Una voz en la que se detiene un biógrafo de excepción: San Gregorio Magno, en el Libro II de los “Diálogos”.

“Un astro luminoso en un siglo oscuro”

Para San Gregorio es “un astro luminoso” en una época marcada por una grave crisis de valores. Procede de una familia noble de la región de Nursia. En el lugar donde se según la tradición estaba la casa natal del santo, fue construida la basílica de San Benito. Su vida, desde la juventud, está marcada por la oración. Los padres, acomodados, lo envían a Roma para asegurarle una adecuada formación. Pero aquí, relata San Gregorio Magno, encuentra a jóvenes dados a la mala vida y arruinados por el vicio. Benito, disgustado por ese estilo de vida, deja Roma. Llega primero a una localidad llamada Effide (hoy Affile), y después vive como eremita, en una cueva de Subiaco; destinada a convertirse en el monasterio benedictino “Sacro Speco”. Este periodo de soledad precede a una etapa fundamental en su camino: la llegada a Montecasino. Aquí, entre las ruinas de una antigua acrópolis pagana, San Benito y algunos discípulos construyen la primera abadía de Montecasino.

La Regla

A San Benito, hermano de Santa Escolástica, se le atribuyen numerosos milagros. El milagro más duradero del padre de la orden benedictina, es la composición de la Regla, escrita en torno al 530 d.C. Es un manual, un código de oración para la vida monástica. El estilo es familiar. Desde el prólogo hasta el último de los 73 capítulos, Benito exhorta a los monjes a aguzar “el oído del corazón” y a “no desesperar nunca de la misericordia de Dios”: «Escucha, hijo, estos preceptos de un maestro, aguza el oído de tu corazón, acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable y ponla en práctica, para que por tu obediencia laboriosa retornes a Dios, del que te habías alejado por tu indolente desobediencia».

Oración y trabajo

«La ociosidad -escribe San Benito en la Regla- es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina”. Oración y trabajo no están en contraposición, sino que establecen entre si una relación simbiótica. Sin oración, no es posible el encuentro con Dios. La vida monástica definida por San Benito como «una escuela del servicio del Señor», no puede prescindir del trabajo concreto. El trabajo es una extensión de la oración. «El Señor –recuerda San Benito– espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos».

Santo del 11 de julio

s. Pio I, papa
Originario de Aquilea, el Papa Pío I durante los 15 años de su pontificado tuvo que ver con la herejía del gnóstico Marción que contraponía el Dios del Antiguo Testamento a Cristo. Emitió normas para la conversión de los judíos y estableció el cálculo para la fecha de la Pascua. Murió en el 155.   
 

Oración del día:

 
"Ó s. Benito, abad, patrón de Europa, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Benito, abad, patrón de Europa y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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