Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Buen Ladrón

Santo del 25 de marzo

Es uno de los dos malhechores crucificados junto a Jesùs que, en el Gólgota, defiende a Jesús y recibe la promesa de Cristo de entrar ese mismo día con Èl en el paraíso. En el Evangelio apócrifo de Nicodemo del siglo IV se le llama el ladrón "Disma". Es el patrón de los prisioneros y los moribundos.  

Santo del 25 de marzo

Tribuno romano que vivió entre los siglos III y IV, Quirino se convirtió al cristianismo cuando custodiaba en la cárcel a los santos Alejandro, Evencio y Teódulo. Murió también como mártir y sus reliquias fueron llevadas a Neuss, Alemania en el siglo XI. Desde entonces su culto se extendió mucho.  
Huérfana desde muy joven, Lucía se aferra al Señor que la llama a entrar en el monasterio de Santa Chiara en Montefiascone. Volcada al apostolado catequístico, se comprometió a promover la educación de las jovenes pobres y fundó el Instituto de las Maestras Pías Filipini. Murió en 1732.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Buen Ladrón, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Buen Ladrón y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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