Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Juana de Arco, virgen

s. Juana de Arco, virgen - Santo del día 30 de mayo

Santo del 30 de mayo

La chica que devolvió el honor a la corona de Francia y murió falsamente acusada de herejía. Es la famosa y dramática parábola de Juana de Arco. La Santa, quemada en la hoguera en 1431, condujo al ejército a la liberación de Orléans por los británicos, impulsada por una imperiosa misión divina.  
s. Juana de Arco, virgen

A caballo y con una enorme armadura encima, carcasa de hierro que casi parece aplastar la delgada figura. O atada a un palo, sujeta en la lanza de una cruz, mientras las llamas y el humo la cubren. Desde hace seiscientos años, Juana de Arco es, sobre todo, estos dos íconos. La guerrera victoriosa y la "bruja" al borde de la muerte. Y entre estas dos imágenes se condensan sus 19 años de vida, desde cuando la pequeña niña nacida el 6 de enero de 1412 en Domremy, noreste de Francia, que ayuda en casa y en el campo y apenas sabe decir las oraciones, se convierte en la joven de trece años que escucha "voces" del cielo y se siente involucrada en un grandioso proyecto.

De “loca” a “doncella”


"Liberar Francia". Tal cual. Y hacer que se proclame a Carlos VII, rey de Francia. A dirigirla esta misión - dice Juana primero a los padres y luego a las autoridades - fueron las voces del Arcángel Miguel, de Catalina de Alejandría, de Margarita de Antioquía... que ella escucha claramente. Las voces rápidamente son calificadas como travesuras de una analfabeta un poco perturbada. Pero cuando la joven de 17 años se escapa de casa y predice con exactitud una derrota de Francia contra los invasores británicos, a esas "fantasías" se le dan otro peso. Después de ser examinada por algunos teólogos, que la interrogan sobre su fe, Juana es puesta a la cabeza de un ejército que marcha a Orléans y lo rodea por asedio. En solo ocho días, un prodigio en términos militares, los británicos son repetidamente derrotados en la batalla, donde la audacia de la "Doncella" es inigualable. Orléans es liberada y el 17 de julio de 1429 llega la cima de la gloria: Carlos VII es coronado en Reims y Juana de Arco con su estandarte a su lado.

Los dos enemigos

Sin embargo, dos fuerzas opuestas y similares conspiran contra la Doncella. Los ingleses que no asumen la derrota a manos de una niña y los mismos franceses, generales y eclesiásticos, que no quieren verse suplantados por la misma razón. Es por ello, que cuando Juana lidera la liberación de Compiegne, el puente levadizo se levanta antes de que ella pueda meterse a salvo y la chica es capturada por los borgoñones. Es el 23 de mayo de 1430 y dos días después, la Universidad de París pide a la Inquisición que juzgue a la joven por brujería. Carlos VII hace poco por liberarla y el 21 de noviembre Juana es vendida a los ingleses.

El alma no se quema

El proceso se abre en Rouen el 9 de enero de 1431. Para juzgar a la joven, hay alrededor de unos cincuenta hombres, entre los que se encuentran los más eruditos de Francia e Inglaterra. Obispos, abogados eclesiásticos, prelados de diversos grados, la interrogan profundamente sobre los cargos de imputación, idolatría, cisma y apostasía. Su fe, el uso de sus ropas masculinas, las misteriosas "voces", cada cosa es objeto de duras acusaciones y falsas reconstrucciones, a las cuales Juana, a pesar de no tener educación, responde con valentía y precisión. Se le pregunta, entre otras cosas, si está en la gracia de Dios y la respuesta es: "Si estoy, Dios me cuidará; si no estoy, Dios quiera ponerme porque preferiría morir que no estar en el amor de Dios". El juicio finaliza el 24 de marzo: la heroína de Francia es ahora una hereje para matar. El 30 de mayo de 1431, sube a la hoguera creada en la plaza del Vieux-Marché en Rouen. Muere quemada viva, con los ojos fijos en la gran cruz de procesión que el hermano Isembard de la Pierre llevó para ella. La Iglesia rehabilitó solemnemente a Juana de Arco en 1456 y Pío X la beatificó en 1910. Diez años más tarde fue Santa por el trabajo de Benedicto XV.

Santo del 30 de mayo

Unificó los reinos de Castilla y León y en 1217 subiò al trono real. Se le denominó "el Conquistador de Andalucía" por haber eliminado el dominio sarraceno de Sevilla y Córdoba. Construyó la Catedral de Burgos y amplió la Universidad de Salamanca. Fue canonizado por Clemente X en 1671.  
Santa Dinfna, recordada el 30 de mayo en el "Martirologio Romano", es la patrona de las personas que sufren disturbios mentales y neurológicos y también de las mujeres víctimas de incesto y de violencia. Su devoción se ha extendido en los Centros médicos especializados en curar estas patologías.   Leer todo...
S. Petronila
Según la Passio de los Santos Nereo y Aquileo, sería hija del Apóstol Pedro. Las fuentes no concuerdan sobre ello, pero sí es cierto que fue sepultada en el cementerio de Domitila. Las noticias sobre su martirio se remontan al siglo IV. Sus restos se encuentran en San Pedro desde el año 757.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Juana de Arco, virgen, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Juana de Arco, virgen y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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