Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Madre Teresa de Calcuta

s. Madre Teresa de Calcuta - Santo del día 05 de septiembre

Santo del 05 de septiembre

Testimonio de la caridad y de la misericordia, Madre Teresa es un ejemplo para todos, no sólo los creyentes, sobre las maravillas que puede hacer una persona cuando se confía totalmente a Cristo. Ganó el premio Nóbel por la paz, fue fundadora de las Misioneras de la Caridad, “la Madre de los pobres”  
s. Madre Teresa de Calcuta

“Les presento la mujer más potente del mundo”. Es así como la presentó el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar el 26 de octubre de 1985 en la Asamblea general de las Naciones Unidas. Seguramente, la pequeña religiosa envuelta en su sari blanco bordado de azul se sintió muy incómoda por ésta enfática presentación, ya que ella amaba definirse simplemente “un pequeño lápiz en las manos del Dios”.

“Ven, sé mi luz”

Con un cuerpo pequeño pero gigante en la fe, Madre Teresa nació en el seno de una familia albanesa, en Skopie, el 26 de agosto de 1910 y es bautizada con el nombre de Gonxha Agnes. Desde pequeña sus padres la acostumbran a vivir alabando al Señor y ayudando a los más necesitados. De manera que no sorprende su elección, cuando cumple 18 años y elige convertirse en misionera.

En septiembre del 1928 Agnes deja su casa para entrar en el Instituto de la Beata Virgen María en Dublín donde recibe el nombre de María Teresa. Un año después está ya en India, donde por casi 20 años vive felizmente en una escuela de su congregación, enseñando a los jóvenes de buenas familias de la zona. Hasta que el 10 de septiembre del 1946 ocurre la que Madre Teresa definiría su “llamada en la llamada”. Ese día Jesús le revela su dolor al ver la indiferencia y el desprecio hacia los pobres y le pide a la religiosa que sea el rostro de Su misericordia: “Ven sé Mi luz. No puedo ir solo”.

Misioneras de la Caridad

Luego de haber dejado su casa 20 años antes, ahora deja su Instituto. Así Madre Teresa funda las Misioneras de la Caridad, se mete un sari de la India e inicia su nueva misión entre los últimos de Calcuta, los descartados, aquellos que “no son queridos, ni amados, los descuidados”. Muy pronto se unen a ella algunas de sus ex alumnas. En pocos años, la Congregación, reconocida en 1950 por el arzobispo de Calcuta y en 1965 por Pablo VI, se difunde por todas partes del mundo donde los pobres tienen necesidad de ayuda y sobre todo de amor: se abren casas en África y América Latina, pero también en países comunistas y hasta en la Unión Soviética. Su figura es cada vez más popular a nivel mundial, pero cuando le piden el secreto de su éxito, ella responde con una sencillez que desarma a cualquiera: “Rezo”.

Estimada profundamente por el Papa Montini, que le regaló su auto papal a sus pobres, cuando finalizó su viaje en India, Madre Teresa tiene con Juan Pablo II una relación fraternal.  Es memorable la visita del Santo Papa polaco a la casa de Calcuta donde la Madre Teresa acogía a los moribundos. Y es justamente Karol Wojtyla que quiso para las Misioneras de la Caridad una estructura en el Vaticano, el “Don de María”.

En defensa de la vida

Siempre lista para acudir a los pobres y los necesitados, Madre Teresa se compromete enormemente también en la defensa de la vida por nacer. Inolvidable su discurso que hizo en la entrega de su Premio Nóbel por la paz el 17 de octubre de 1979: “El más grande destructor de la paz, afirma en esa ocasión, es el aborto” y subraya que “la vida de los niños y los adultos es siempre la misma vida. Cada existencia es la vida de Dios en nosotros”. Incluso en sus últimos años, a pesar de la enfermedad y la “noche oscura del espíritu”, no se detiene y continúa respondiendo incansablemente a las necesidades de los necesitados. Muere el 5 de septiembre de 1997 en su Calcuta. En ese momento hay en el mundo cuatro mil de sus religiosas, presentes en 610 casas de misión esparcidas en 123 países del mundo. Signo que la Misericordia no tiene fronteras y llega a todos, sin distinción alguna porque como amaba decir Madre Teresa: “Tal vez no hablo su lengua, pero puedo sonreir”.

Santo del 05 de septiembre

No hay noticias ciertas de estos mártires de Fiumicino, el antiguo Porto. El Papa Formoso llevó las reliquias de Nonno, Herculano y Taurino a una iglesia en la isla Tiberina. Una iglesia dedicada a Aconcio aparece en un documento del siglo X. Se les nombra en las fabulosas leyendas de Santa Aurea.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Madre Teresa de Calcuta, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Madre Teresa de Calcuta y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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