Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Marcos, Evangelista

s. Marcos, Evangelista - Santo del día 25 de abril

Santo del 25 de abril

La fiesta del evangelista san Marcos, cuyo emblema es un león alado, se celebra el 25 de abril. Marcos mantuvo una estrecha relación de colaboración con san Pablo, a quien acompañó en algunos viajes, y con san Pedro, cuya predicación puso por escrito.  
s. Marcos, Evangelista

El evangelista Marcos nació en una familia hebrea acomodada. De él sabemos solamente lo que narran los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de los santos Pedro y Pablo. No fue discípulo de Jesús, aunque algún estudioso lo identifica con el muchacho, hijo de la viuda María, que siguió a Jesús después del arresto en el huerto de Getsemaní.

Marcos colaboró con el Apóstol Pablo, a quien conoció en Jerusalén. Viajó con él a Chipre y, más tarde, a Roma. En el año 66, san Pablo escribe a Timoteo desde una cárcel romana: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2Tm 4,11).

San Marcos en Roma y otros viajes

No se sabe si Marcos llegó a Roma a tiempo para asistir al martirio de Pablo, pero lo cierto es que en la capital del Imperio se puso al servicio de Pedro. La Basílica romana de San Marcos, en el centro histórico, testimonia su presencia: se dice que fue erigida en el lugar en el que estaba la casa en la que vivió el evangelista

San Pedro cita a menudo el nombre de Marcos. En su primera Carta, por ejemplo, leemos: “La iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos” (1Pt 5,13). Aparece también en los Hechos de los Apóstoles (12,12), después de que Pedro fuera liberado milagrosamente de la prisión: “Al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración”.

Después de la muerte de Pedro, se pierde la pista de Marcos. Una antigua tradición lo sitúa en Egipto como evangelizador y fundador de la Iglesia en Alejandría. Otra, refiere que antes de ir a Egipto viajó a Aquileia (en el norte de Italia) para ocuparse de la evangelización de la zona nordeste del Imperio. Allí convirtió a Ergamora, que fue el primer obispo de la ciudad. Tras salir de Aquileia, parece que, a causa de una tempestad, llegó a las islas Rialtinas, núcleo originario de la futura ciudad de Venecia. Allí soñó con un ángel que le prometió que en esa tierra dormiría en espera del último día.

El testimonio supremo de San Marcos

El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto. En los Actos de Marco (del siglo IV) está escrito que un 24 de abril los paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, atado con cuerdas por el cuello, y luego lo arrojaron a la cárcel. Allí fue confortado por un ángel. Al día siguiente sufrió el mismo tormento, y murió. Su cuerpo había sido destinado a las llamas, pero fue salvado por los fieles y sepultado en una gruta.

Desde allí fue trasladado, en el siglo V, a una iglesia. Según una leyenda, en el año 828, ante la amenaza de los árabes, dos mercaderes venecianos llevaron el cuerpo a su ciudad; y allí permanece sepultado en la Basílica dedicada a él. Algunas reliquias suyas se conservan también en El Cairo (Egipto), en la catedral de San Marcos, sede del Patriarca Copto Ortodoxo.

El Evangelio “concreto” de Marcos

Marcos es considerado como “el taquígrafo” de san Pedro. Su Evangelio fue escrito entre los años 50 y 60. Según la tradición, transcribió la predicación de Pedro, dirigida principalmente a los primeros cristianos de Roma, sin elaborarla o adaptarla a un esquema personal. Por eso, su Evangelio posee gran vivacidad y claridad. Escribió en griego, la lengua más hablada en aquellos tiempos, con el objetivo de demostrar el poder de Jesucristo, Hijo de Dios, que se manifestó en numerosos milagros.

Las palabras del Evangelio de Marcos “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” indican claramente, según el Papa Francisco, qué quiere Jesús de sus discípulos.

Marcos, patrón de Venecia

San Marcos fue elegido como patrón principal de Venecia en el año 1071. A lo largo de los siglos, la ciudad permaneció indisolublemente ligada a su persona, hasta el punto de que el símbolo del evangelista, el león alado, se convirtió en el símbolo de la ciudad.

San Marcos es también patrón de los notarios, los vidrieros y los ópticos. Es venerado como santo por varias iglesias cristianas, además de la católica, entre ellas la Ortodoxa y la Copta, que lo considera su patriarca.

Santo del 25 de abril

Franca, entró en el monasterio benedictino de San Siro y se convirtió en abadesa. Intentó introducir la vida regular en el monasterio, pero suscitó una oposición. Más tarde, se convirtió en abadesa del monasterio de Montelana. Murió en 1218.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Marcos, Evangelista, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Marcos, Evangelista y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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