Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir

s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir - Santo del día 27 de abril

Santo del 27 de abril

Segundo jefe de la comunidad cristiana de Jerusalén en el siglo I, San Simeón, de cuya vida se sabe muy poco con certeza, bajo el emperador Ulpio Trajano sufrirá el martirio, como Jesús, por la crucifixión.  
s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir

La noticia que tenemos de San Simeón es contada en primer lugar por Egesipo, uno de los primeros escritores cristianos, probablemente de origen palestino, que llegó a Roma a mediados del siglo II, y luego también por Eusebio de Cesarea, que en su Historia Eclesiástica lo llama "segundo obispo" de Jerusalén, sucesor de Santiago de Alfeo, conocido como el Menor, asesinado en el año 63.

Una identidad imposible de verificar históricamente

Los orígenes de San Simeón son muy poco claros. Según una tradición muy poco atendible, tuvo una vida muy larga, llegando a los 120 años de edad. Algunos lo señalan como uno de los discípulos -aquel cuyo nombre no se menciona en el Evangelio de Lucas- que se encontró con el Señor en el camino de Emaús sin reconocerlo inicialmente; según otras fuentes, sería hijo de uno de ellos, y precisamente de Cleofás. Según otros, habría sido pariente de Jesús mismo: Eusebio de Cesarea, por ejemplo, lo cita como "el primo del Salvador".

Episcopado y martirio

Ciertamente se sabe que estamos en la era de dificultades internas en el mundo judío que precede a la revuelta armada contra el dominio romano.
Simeón, después de la muerte de Santiago, fue nombrado por unanimidad como el nuevo líder de la comunidad cristiana de Jerusalén -la única compuesta íntegramente por judíos- que se vería obligada a emigrar tras la destrucción de la Ciudad Santa y del Templo y a refugiarse al otro lado del Jordán, en Petra de Perea. En 98, el español Ulpio Traiano se convirtió en emperador, y aunque consideraba que los cristianos eran un peligro para el Estado, prohibió las persecuciones contra ellos. Sin embargo, San Simeón fue denunciado por su proselitismo, sometido a torturas durante varios días hasta que fue asesinado en la cruz, como Jesús.

Santo del 27 de abril

Nacida muy pobre, a la edad de 12 años Zita debe ir a trabajar para la noble familia Fatinelli en Lucca. Aquí sufre el acoso de otros sirvientes, pero siempre tiene una sonrisa y está lista para la caridad con los pobres. La familia reconoció sus dones y le confió la casa hasta su muerte en 1278.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Simeón, obispo de Jerusalén y mártir y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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