Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 11 de noviembre

Santo del 11 de noviembre | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 11 de noviembre, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 11 de noviembre, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

s. Martín, obispo de Tours

El gesto. Pocas personalidades pueden ver resumida su historia en una sola acción, tan poderosa como para volverse indeleble y tan profunda que es capaz de condensar una vida. San Martín pertenece a una categoría especial. Su célebre manto es la antonomasia del hombre que nace en el año 316 o 317 en la periferia del tardo Imperio romano – en Panonia, hoy Hungría – hijo de un tribuno militar. Martín crece en Pavía porque a su padre, veterano del ejército, le había sido donado un terreno en aquella ciudad. Sus padres son paganos, pero el muchachito sentía curiosidad por el cristianismo y ya a la edad de 12 años deseaba hacerse asceta y retirarse en el desierto. Un edicto imperial llega a entremeter el uniforme y una espada al sueño de la oración en soledad. Martín debe enrolarse y termina acuartelado en Galia.

A medias con Jesús pobre

El gesto tiene lugar alrededor del año 335. Como miembro de la guardia imperial, el joven soldado es mandado con frecuencia a realizar las rondas nocturnas. Y en una de éstas, durante el invierno, se topa mientras iba a caballo con un mendicante semidesnudo. Martín siente compasión por él, se quita el manto, lo corta en dos y le regala una mitad al pobre. La noche siguiente se le aparece Jesús en sueños vestido con la parte del manto que dice a los ángeles: “He aquí Martín, el soldado romano que no está bautizado: él me ha vestido”. Este sueño impresiona mucho al joven soldado, que en la fiesta de la Pascua siguiente es bautizado. Durante casi veinte años prosigue sirviendo en el ejército de Roma, testigo de la fe en un ambiente tan alejado de sus sueños de adolescente. Pero a él le queda aún una larga vida por vivir.

Del cenobio a la púrpura

Apenas le es posible, se licencia del ejército y va a Poitiers para encontrarse con el Obispo Hilario, firme adversario contra la herejía del arrianismo. Esta posición le cuesta el exilio a Hilario (por ser el emperador Constancio II un secuaz de Arrio) y Martín – que mientras tanto había viajado a casa de los suyos en Panonia – al conocer la noticia se retira en una ermita cerca de Milán. Una vez que el obispo regresa de su exilio, Martín vuelve a encontrarse con él y obtiene su autorización para fundar un monasterio cerca de Tours. Cabañas y vida austera. El ex soldado que había revestido a Cristo pobre se vuelve pobre él mismo, tal como lo había deseado. Reza y anuncia la fe recorriendo Francia donde muchos aprenden a conocerlo. Gracias a su popularidad llega a ser obispo de Tours en el año 371. Martín acepta, pero con su estilo. Rechaza vivir como un príncipe para que la gente que está en la miseria, los presos y los enfermos siga encontrando una casa bajo su manto. Vive adosado a las murallas de la ciudad, en el monasterio de Marmoutier, el más antiguo de Francia. Decenas de monjes lo flanquean y muchos entre ellos son de clase noble.

Un verdadero caballero

En el año 397, en Candes-Saint-Martin, el obispo que ya tiene 80 años parte para recomponer un cisma surgido en el clero local. Logra la paz en virtud de su carisma, pero antes de partir padece fiebres violentas y muere – por su voluntad – distendido en la tierra desnuda. A sus exequias asistió una muchedumbre que lo reconoció como hombre muy amado, generoso y solidario, como los verdaderos caballeros.

s. Bartolomé, abad de Grottaferrata

En el 980, de una familia noble originaria de Constantinopla pero residente en Rossano, Calabria, nació un heredero que fue bautizado con el nombre de Basilio. El pequeño era "un niño prodigio", tanto que a la edad de 7 años fue confiado a los monjes del monasterio de san Juan Calibita de Caloveto para ser educado cristianamente. Después de cinco años fue trasladado a Vallelucio, cerca de Montecassino, donde conoció al monje que se convertiría en su maestro: san Nilo, del que nunca más se separaría.

En el camino con San Nilo

Pasaron dos años y Nilo fue trasladado a Serperi, cerca de Gaeta. Basilio lo siguió y entonces, ya como monje, tomó el nombre de Bartolomé. Los dos ejemplares monjes vivieron allí durante diez años, un largo período de tiempo dedicado a la oración, el silencio, el ayuno, la penitencia y las contínuas vigilias. Luego partieron hacia Roma: su objetivo era interceder con el Papa Gregorio V para obtener el perdón de su conciudadano Juan Filagato, que se había autoproclamado Papa bajo el nombre de Juan XVI. No lo lograron, pero durante el viaje, cerca de Grottaferrata, se cuenta que recibieron una aparición de la Virgen que les pidió que construyeran un monasterio y una iglesia en su honor.

La Abadía de Grottaferrata

Los dos se establecieron en Grottaferrata, donde permanecieron hasta su muerte, que para san Nilo acaeció en 1004. En el nuevo monasterio, Bartolomé se dedicó especialmente a atender a los pobres y a escribir himnos religiosos, demostrando también una notable habilidad diplomática que le permitió sanar muchas disputas entre los poderosos de la época. Las obras más famosas que escribió - cuyas versiones originales escritas en griego se conservan en la abadía de Grottaferrata - contienen la biografía más precisa que se ha escrito sobre la figura de San Nilo, su maestro, y el "Typicon", un código litúrgico y disciplinario del monasterio del que se le considera cofundador. Bartolomé murió en 1055 y fue sepultado en el monasterio, junto a su maestro. En el noveno centenario de su muerte, Pío XII, en un mensaje al abad de Grottaferrata, describió a san Bartolomé como "luminosa lámpara de la Iglesia y ornamento de la Sede Apostólica".

El milagro de intensificar el amor y el cuidado a los pobres

Según muchos testigos, durante toda su vida, Dios realizó muchos milagros por medio de la intercesión de san Bartolomé, pero uno de los más famosos que se nos han transmitido ocurrió unos años después de su muerte y se refiere a su concreto amor y cuidado de los pobres. El protagonista fue Franco, un monje moribundo que fue curado milagrosamente después de haber tenido un sueño en que vio acercarse dos palomas, una blanca y otra negra, que lo llevaron a un campo lleno de luz donde lo esperaban san Bartolomé y una gran multitud de personas pobres. Después de darles a todos un poco de pan, el santo entró en un espléndido palacio donde estaba una mujer bellísima que era la Virgen María, y al despedirse de Franco le aconsejó que les recordara a los monjes de Grottaferrata que, además de orar, también ellos fueran más misericordiosos con los pobres y los necesitados.

Calendario Litúrgico

11 de noviembre: Memoria de San Martin de Tours, obispo

Memorial

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Sabidurίa 2, 23–3, 9
Salmo Responsorial: Salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19
Aclamación antes del Evangelio: Juan 14, 23
Evangelio: Lucas 17, 7-10

Color litúrgico: White

Reflexión

  • Reconozcamos la gracia sin olvidar nuestra naturaleza; no te envanezcas si has servido bien, porque has cumplido aquello que tenías que hacer. El sol hace su trabajo, la luna obedece; los ángeles cumplen su misión (San Ambrosio)

  • Si hacemos cada día la voluntad de Dios, con humildad, sin pretender nada de Él, será Jesús mismo quien nos sirva, quien nos ayude, quien nos anime, quien nos dé fuerza y serenidad (Benedicto XVI)

  • En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a “la esclavitud del pecado” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.733)

  • 📖 Evangelio de hoy
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