Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 2 de junio

Santo del 2 de junio | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 2 de junio, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 2 de junio, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

ss. Marcelino, sacerdote, y Pedro, exorcista, mártires, sobre la via Labicana

Dos árboles de laurel, un bosque que cambia de nombre, un núcleo de catacumbas entre los más célebres del mundo. Huellas de una naturaleza ya desaparecida, que resisten en la tradición escrita y piedras que resisten a los siglos y dan solidez a esa tradición. Las raíces de dos mártires cristianos del cuarto siglo, el sacerdote Marcelino y el exorcista Pedro, afloran aquí, de antiguos martirologios y pasadizos subterráneos excavados en el tufo.

La gran masacre

Es el año 304 y en Roma hace estragos la gran persecución anticristiana querida por Diocleciano. Es la última gran masacre ordenada por la autoridad romana antes de la clemencia de Constantino. El segundo de los cuatro edictos con los cuales Diocleciano planifica eliminar a los cristianos impone, en particular, la prisión para obispos, sacerdotes, diáconos. Muchos son ajusticiados, porque los tribunales tienen la facultad de emitir la sentencia capital. El sacerdote Marcelino acaba en la cárcel. Como tantos, el sacerdote se rehúsa a abjurar de su fe y tantas prisiones se vuelven pequeñas comunidades de creyentes.

El martirio escondido

En la cárcel, Marcelino conoce a Pedro, un exorcista. Juntos anuncian a Cristo y muchos se convierten, piden el Bautismo. Las narraciones hagiográficas, con detalles más o menos legendarios, refieren milagros, como la curación de la hija de su carcelero. Para el juez evidentemente es demasiado, los dos tienen que ser eliminados. Aquí la historia se vuelve más cierta gracias al Papa Dámaso I, que la cuenta algunos decenios más tarde. Marcelino y Pedro son torturados, llevados a un bosque conocido entonces con el nombre de Selva Negra, obligados a la última, cruel humillación – excavar si propia tumba – y luego decapitados. Según la ley se había hecho justicia y el haberse elegido un bosque era una astucia más: oscurecer para siempre el lugar de la ejecución. Pero lo que se había calculado salió mal.

Piedad de una matrona

Una matrona romana, Lucila, llegó a conocer algún tiempo después el lugar del martirio. Encuentra los restos mortales de Marcelino y de Pedro y desde el lugar denominado Selva Negra – que luego se llamó Selva Cándida – los hizo trasladar al cementerio llamado “ad duas lauros”, hoy en la Vía Casilina, quizá porque estaba marcado por la presencia de dos laureles. El Papa Dámaso compuso un verso que mandó colocar en la nueva tumba y, cuando los godos lo destruyeron, el Papa Vigilio hizo que se volviera a poner e insertó los nombres de los dos mártires también en el Canon de la Misa. Luego, tuvo lugar la traslación más o menos lícita de las reliquias, pero las iglesias romanas y las catacumbas, aún hoy abiertas, perpetúan la memoria de dos hombres demasiado grandes para ser eliminados por dos anónimos túmulos escondidos en el entramado de un bosque.

s. Eugenio I, papa
Sucesor del Papa Martín I, que fue martirizado por orden del Emperador de Oriente Constantino, Eugenio I, Papa de 654 a 657, rechazó con firmeza la ambigua profesión de fe del nuevo patriarca bizantino de Constantinopla, Pedro. A su muerte fue sepultado en San Pedro.  

Calendario Litúrgico

2 de junio: Lunes de la VII semana de Pascua

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Hechos 19, 1-8
Salmo Responsorial: Salmo 67, 2-3ab. 4-5acd. 6-7ab
Aclamación antes del Evangelio: Colosenses 3, 1
Evangelio: Juan 16, 29-33

Color litúrgico: White

Reflexión

  • Durante todo este tiempo que media entre la resurrección del Señor y su ascensión, la providencia de Dios se ocupó en demostrar, insinuándose en los ojos y en el corazón de los suyos, que la resurrección del Señor Jesucristo era tan real como su nacimiento, pasión y muerte (San León Magno)

  • Aquí nos interesa destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús lleva dentro de sí y que le es propia. Si Jesús irradia esa paz, esa seguridad, esa alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con que se sabe amado por su Padre (San Pablo VI)

  • (…) La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. (...) ‘En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo’ (Jn 16,33) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.808)

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