Santo del 7 de noviembre
Conozca la Historia y la Devoción
El día 7 de noviembre, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.
Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 7 de noviembre, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!
Su nombre significa “el esperado”. San Prosdócimo vive en el año cero de la Iglesia. Lo nombra obispo el mismo San Pedro, quien lo envía a Padua, ciudad que lo recuerda y honra como primera cabeza de la Iglesia local. Los hagiógrafos le atribuyen numerosos milagros y prodigios.
De origen inglés, Villibrordo de York salió de Amberes para evangelizar con no pocas dificultades Frisia, Transrenania, Flandes y Luxemburgo. Consagrado obispo de Utrecht, continuó viajando por Dinamarca para anunciar con mucho ahinco la Palabra de la Salvación; agotado, murió en Echternach en 739.
Calendario Litúrgico
7 de noviembre: Viernes de la XXXI semana del Tiempo ordinario
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera Lectura:
Romanos 15, 14-21
Aclamación antes del Evangelio:
1 Juan 2, 5
Evangelio:
Lucas 16, 1-8
Color litúrgico: Green
Reflexión
El señor alabó al mayordomo a quien despedía de su administración porque había mirado al porvenir (San Agustín)
La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto! (Francisco)
En el plan de Dios, el hombre y la mujer están llamados a ‘someter’ la tierra (Gen 1,28) como ‘administradores’ de Dios. Esta soberanía no debe ser un dominio arbitrario y destructor. A imagen del Creador, ‘que ama todo lo que existe’ (Sab 11,24), el hombre y la mujer son llamados a participar en la Providencia divina respecto a las otras cosas creadas. De ahí su responsabilidad frente al mundo que Dios les ha confiado (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 373)