Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

bb. Luis y María Beltrame Quattrocchi, esposos

bb. Luis y María Beltrame Quattrocchi, esposos - Santo del día 25 de noviembre

Santo del 25 de noviembre

En 1905 Luis y Maria Beltrame Quattrocchi se unieron por el sacramento del matrimonio cristiano. Supieron caminar juntos y como familia hacia la santidad. Por vez primera en la historia, S. Juan Pablo II beatificó una pareja de esposos. Su memoria litúrgica se celebra en la misma fecha de su boda.  
bb. Luis y María Beltrame Quattrocchi, esposos

Una vida ordinaria vivida de forma extraordinaria. Así fue la vida de Luis Beltrame Quattrocchi y María Corsini, el primer matrimonio beatificado como tal el 21 de octubre de 2001 por san Juan Pablo II, en el 20º aniversario de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, un texto que constituye la carta magna de la pastoral familiar en la Iglesia del Tercer milenio. Su vida cotidiana como esposos y padres de familia estuvo siempre sostenida por la oración, la fidelidad al Evangelio y la íntima unión con Jesús en la Eucaristía. En su compromiso social expresaron también su profunda vida de fe y su concreta caridad hacia los enfermos y necesitados.

Su encuentro, su noviazgo y la llamada de Dios al matrimonio

Él era originario de Catania, ella de Florencia, se conocieron en Roma en 1902, cuando tenían 22 y 18 años respectivamente. En la capital italiana, Luis se había ido a vivir con su tío, que lo había adoptado y de quien había heredado el segundo apellido: Quattrocchi. Allí completó sus estudios de Derecho, que sucesivamente le llevarían a hacer carrera como Fiscal general del Estado. Poco practicante, un buen dìa se sintió muy atraído por el entusiasmo y la inteligencia de María, estudiante de idiomas y amante del arte y la literatura. Ambos tenían un carácter fuerte que a menudo les llevaba a discutir, pero pronto comprendieron que se amaban y que querían vivir juntos por siempre. A través de la oración intuyeron lo que habrían confirmado en los años venideros: era el Amor de Dios quien los acompañaba en su enamoramiento y en su mutua atracción, que encontraría su plena realización en el amor conyugal y familiar. Una densa correspondencia caracteriza los siete meses de noviazgo: cartas y notas de las que se desprende el intenso afecto y, a la vez, el mutuo respeto entre los dos jóvenes que los motivaba a expresarse su amor con manifestaciones tan llenas de ternura como de casto afecto. En su correspondencia se hallan expresiones muy apasionadas tanto en italiano como en inglés. Sus despedidas concluyen casi siempre con un afectuoso beso: "kiss you". Fue así que el 25 de noviembre de 1905 celebraron su matrimonio en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Cuatro hijos y una vida familiar marcada por la fe

De su profundo amor, abierto a la vida, nacieron sus cuatro hijos: Felipe, Estefanía, César. El último embarazo fue especialmente problemático debido a una placenta previa que puso en riesgo la vida del feto y de la madre. La pareja se negó a abortar y en 1914 nació Enriqueta: que fue el miembro más longevo de la familia. La maternidad y la paternidad fueron las misiones que María y Luis llevaron a cabo, sostenidos siempre por la Providencia de Dios Padre y de la protección del Sagrado Corazón de Jesús. El Espíritu Santo los animó a participar activamente en la misa cotidiana, a rezar el rosario por la tarde y a hacer adoración por la noche. La vida cotidiana de la familia Beltrame Quattrocchi transcurrió en este clima de constante oración y ferviente apostolado, y fue registrada por la pluma viva y brillante de María. En efecto, de sus apuntes diarios nacieron libros educativos, todavía actuales puntos de referencia para las familias de hoy. Su dedicación a sus hijos era total y en casa se respiraba un ambiente de confianza y serenidad, al punto que, muy libremente, los cuatro decidieron consagrarse al servicio de Dios y de sus hermanos en la vida sacerdotal y religiosa. El ejemplo de sus padres fue determinante para "entrenarse" a saber sopesar con sentido práctico cada evento de la vida "del tejado para arriba", como solían decir con alegre simpatía.

Su compromiso social y apostólico

El compromiso social de la pareja se encarnó en diversas formas. Por ejemplo, en su constante servicio como voluntarios en la UNITALSI, donde él fue camillero y ella enfermera, y casi siempre juntos acompañaban con gran entrega a los enfermos en sus peregrinaciones a Lourdes y Loreto. También fueron Terciarios franciscanos y durante las dos Guerras mundiales hicieron todo lo posible por asistir a los soldados y civiles heridos. En contacto permanente con la Abadía de Subiaco, salvaron más de 150 vidas de la persecución nazi. Ayudaron a las víctimas del terremoto de Catania. Participaron en la Acción Católica y en el apoyo a la Universidad Católica. Animaron a los grupos del Movimiento de Renacimiento Cristiano. Parece ser que ellos fueron unos de los primeros en inaugurar los cursos de preparación al matrimonio, en una época en la que no se sentía tal necesidad formativa. El secreto de su fecundo apostolado se fundaba en el simple testimonio de cada día, en una relación conyugal que incluía la presencia de Jesús entre ellos: cada mañana "al salir de la iglesia, entonces (Luis) me daba los buenos días, como si sólo despuès de la comunión con Jesús el día tuviera su verdadero buen comienzo", escribió ella en sus memorias.

El dolor de la separación, el consuelo de la oración y la vida eterna

Después de casi medio siglo de vida juntos, en 1951 hicieron la última reunión de toda la familia en Roma, y a finales de noviembre Luis, ya debilitado por un infarto, murió. El dolor de María por la separación fue inmenso, pero encontró consuelo en el afecto de sus hijos y amigos, en la oración y en la unión con Dios. 14 años más tarde, el 26 de agosto de 1965, llegó también para ella la hora de su encuentro con el Padre. A mediodía, inmediatamente después del rezo del Ángelus, murió tranquilamente en los brazos de su hija Enriqueta. El testimonio del matrimonio Beltrame Quattrocchi -afirmó san Juan Pablo II- "es una confirmación singular de que el camino de santidad realizado juntos, como pareja, es posible, es hermoso, es extraordinariamente fecundo y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad".

Santo del 25 de noviembre

Durante la persecución de los cristianos bajo Decio, en el siglo III, el Decano del colegio sacerdotal de Roma era Moisés, quien se distinguió por su posición indulgente hacia aquellos que habían renegado de su fe para salvar sus vidas. Murió después de un largo encarcelamiento en el año 251.  
Durante la persecución de Diocleciano, en 300, Pedro fue el obispo de Alejandría en Egipto, y por eso debió esconderse. En su ausencia su Comunidad sufrió un cisma. Fue encarcelado y martirizado en 311. Se le recuerda con otros tres santos obispos egipcios: los mártires Esichio, Pacomio y Teodoro.  
S. Catarina de Alexandria
La leyenda relata que ante el gobernador de Egipto y Siria, Maximino, Catalina en lugar de abjurar la fe convence a los dignitarios a convertirse en cristianos. Maximino los manda a matar y pide a la muchacha que se case con él. A su rechazo la hace matar en el 305. Su tumba está en el Sinaí.  
 

Oración del día:

 
"Ó bb. Luis y María Beltrame Quattrocchi, esposos, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de bb. Luis y María Beltrame Quattrocchi, esposos y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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