Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Alejandro, obispo de Jerusalén y mártir

s. Alejandro, obispo de Jerusalén y mártir - Santo del día 16 de mayo

Santo del 16 de mayo

Originario de Capadocia, Alejandro fue obispo de la Ciudad Santa de Jerusalén, de la cual tomó el cuidado pastoral fundando una biblioteca y una escuela. Cuando recomenzó la persecución contra los cristianos bajo el emperador Decio, fue encarcelado y murió en 250, a causa de inauditas privaciones.  
s. Alejandro, obispo de Jerusalén y mártir

De una familia pagana, Alejandro recibió una esmerada educación cultural. Se convirtió al cristianismo después de haber entrado en contacto con varios movimientos religiosos y filosóficos de la época. De Capadocia se trasladó a Alejandría, Egipto, donde florecía la escuela Didaskaleion, dirigida por Panteno el Siculo y luego por Clemente alejandrino. Llegó a Jerusalén en 212 como coadjutor del obispo, al que sucedió.

El "caso" Orígenes

Alejandro gobierna en Jerusalén como un pastor atento sobre todo a las necesidades culturales de sus ovejas: en la Ciudad Santa fundó una biblioteca y una escuela siguiendo el modelo de Alejandría. Durante su episcopado tuvo que ocuparse de la discusión entre el teólogo Orígenes -a quien conocía desde los tiempos de Alejandría- y sus superiores. En efecto, Orígenes había recibido del obispo de Alejandría la tarea de dirigir una escuela de catecismo, pero el teólogo también comenzó a enseñar las ciencias profanas, sobre todo la filosofía, convencido de que es precisamente la enseñanza de la religión la que necesita una mayor profundización cultural.

Aunque Orígenes era laico, predicaba en las iglesias y esto causó mucho malestar a su obispo que le prohibió explicar las Escrituras públicamente, excepto en presencia de un pastor. En cambio, Alejandro, impresionado por la profundidad del pensamiento del teólogo, lo defendió y lo ordenó sacerdote en el año 230 para que pudiera continuar sin dificultad su predicación tan valiosa, que se difundió desde Cesarea hasta la ciudad misma de Jerusalén.

Persecución y martirio

Mientras tanto, en la Roma de Septimio Severo entre 202 y 203 se reanuda la persecución a los cristianos. Alejandro se hallaba todavía en Alejandría y permanece encarcelado hasta el año 211. Con la segunda ola de persecuciones de Decio, ya no tuvo escapatoria: esta vez fue encarcelado en Cesarea donde sufrió muchas torturas. "La gloria de sus cabellos blancos y su gran santidad formaron una doble corona a su cautiverio", escribieron los historiadores sobre él. Exhausto por los sufrimientos, murió en prisión en 250 y fue venerado como mártir de la fe. De sus numerosos escritos, sólo quedan los fragmentos de cuatro cartas que nos han llegado gracias a Eusebio y a San Jerónimo.

Santo del 16 de mayo

Nace en Alemania entre 1084 y 1085, pronto huérfano llega a la italiana Gubbio. Apacible y valiente, llega a ser prior y obispo de la ciudad umbra durante 31 años salvándola de diversas crisis, llegando a persuadir a Federico Barbarroja para que levantara un asedio. Santo desde 1192.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Alejandro, obispo de Jerusalén y mártir, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Alejandro, obispo de Jerusalén y mártir y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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