Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Angela de Foligno, religiosa franciscana

s. Angela de Foligno, religiosa franciscana - Santo del día 04 de enero

Santo del 04 de enero

Es una de las más grandes místicas de la historia de la Iglesia de cuya espiritualidad tomaron gigantes de la fe como Teresa de Ávila e Isabel de la Trinidad. Santa Ángela de Foligno, cuya memoria se celebra el 4 de enero, ha sido canonizada por equivalencia por el Papa Francisco en 2013.  
s. Angela de Foligno, religiosa franciscana

“Mi lugar está en el mundo”. Esta convicción acompañó siempre la existencia de Ángela de Foligno: desde los años juveniles caracterizados por una conducta de vida mundana y por una aparente indiferencia hacia Dios, hasta aquellos sucesivos de la madurez espiritual cuando comprendió que para mejor servir y asemejar al Señor estaba llamada a vivir la santidad en lo concreto de la cotidianeidad. Nacida en Foligno el 4 de enero de 1248 de una familia acaudalada, pronto queda huérfana de padre y recibe de la madre una educación superficial que la lleva a consumir su juventud lejana de la fe. Bella, inteligente, apasionada, desposa un personaje notable de Foligno con quien tiene diversos hijos.

La conversión y el temor del inferno

La frivolidad y despreocupación de la juventud fueron alteradas en el lapso de pocos años por una serie de eventos: el violento terremoto de 1279, un huracán impetuoso y luego la larga guerra contra Perugia llevan a Ángela a interrogarse sobre la precariedad de la vida y a advertir el temor del infierno. Nació en ella el deseo de acercarse al sacramento de la penitencia, pero – cuentan las crónicas –  “la vergüenza le impidió realizar una confesión completa y por esto se quedó en el tormento”.  En oración obtiene de san Francisco de Asís la aseguración que dentro de poco habría conocido la misericordia de Dios.

El encuentro con el amor misericordioso de Dios

Ángela regresó al confesionario y esta vez se reconcilió totalmente con el Señor. A la edad de 37 años, no obstante la hostilidad de sus familiares, tuvo inicio la conversión en el signo de la penitencia y de la renuncia a las cosas, a los afectos, a sí misma. Después de la muerte cercana y prematura de su madre, del marido y de sus hijos vendió todos sus bienes distribuyendo lo recaudado entre los pobres.  Dirigiéndose en peregrinación a Asís tras las huellas del Pobrecillo, en 1291 ingresa a la Tercera Orden de San Francisco, confiándose a la dirección espiritual de fray Arnaldo, conciudadano y consanguíneo, que luego se volvió su biógrafo, autor del célebre “Memorial”.  En este texto las etapas de la vocación de Ángela y sus constantes éxtasis y experiencias místicas, culminadas en la inhabitación en el alma de la Santísima Trinidad, están sub divididas en treinta “pasos”.   “He visto una cosa plena, – contaba al confesor a propósito de la visión del Dios Trino –   una majestad inmensa, que no sé decir, me parecía que era todo bien. (…) Después de su partida, comenzaba a gritar fuerte (…) Amor no conocido ¿por qué me dejas?”. El juvenil temor de la damnación dejó rápidamente lugar a la conciencia de no poderse salvar por los propios méritos, sino, con ánimo arrepentido, solo a través del infinito amor misericordioso de Dios.

Asidua en la oración y en la ternura hacia los últimos

A la constante dimensión orante, explicada de manera especial en la adoración eucarística y en la oración, Ángela siempre agregó la actividad caritativa al lado de los últimos, asistiendo con ternura a los leprosos y a los enfermos, en los cuales veía al Cristo Crucificado. Conocida ya en vida como Magistra Theologorum, promovió una teología basada sobre la Palabra de Dios, sobre la obediencia a la Iglesia y sobre la experiencia directa de lo divino en sus manifestaciones más íntimas.

Fecunda en su maternidad espiritual

Involucrada con pasión en las controversias que laceraban el orden franciscano, Ángela atrajo alrededor de su persona a un cenáculo de hijos espirituales que veían en ella a una guía y a una verdadera maestra de fe: por este motivo su figura encarna uno de los modelos del genio femenino en la Iglesia.  Ya antes de su muerte, el 4 de enero de 1309, le viene atribuido por el pueblo, en manera no oficial, el título de santa. El 9 de octubre de 2013 el Papa Francisco cumplió lo ya iniciado por sus predecesores canonizando a Ángela de Foligno por equivalencia.

Santo del 04 de enero

s. Isabel Ana Bayley viuda de Seton, H.C., fundadora de las Hermanas de la Caridad de s. José
Esta madre de cinco hijos, protestante y perteneciente a la alta sociedad de Nueva York, se hizo monja católica y fundó la primera comunidad de religiosas de los Estados Unidos. Su fiesta se celebra el 4 de enero.   Leer todo...Leia tudo...
 

Oración del día:

 
"Ó s. Angela de Foligno, religiosa franciscana, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Angela de Foligno, religiosa franciscana y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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