Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Antonio, abad

s. Antonio, abad - Santo del día 17 de enero

Santo del 17 de enero

Padre del monaquismo, protector de los animales, modelo de vida cristiana. San Antonio, nacido en Coma, Egipto, alrededor del año 250, dedicó su vida al Señor. Por su capacidad de sacar de las llamas del infierno a las almas de los pecadores, el día de su fiesta se encienden hogueras en su honor.  
s. Antonio, abad

Ascesis y oración

Su vida estuvo marcada por la soledad, el ayuno y el trabajo. Quedó huérfano a los 20 años; donó todos sus bienes a los pobres y se retiró al desierto, donde combatió contra las tentaciones del demonio, escogiendo la vía de la ascesis y la oración. A él se debe la constitución de grupos de monjes que, bajo la guía de un padre espiritual, se consagran al servicio de Dios.

San Antonio y la bendición de los animales

La iconografía tradicional representa a San Antonio que porta el bastón de los ermitaños en forma de T,  “tau”, última letra del alfabeto judío, como alusión a las cosas últimas y a nuestro destino final. Generalmente va acompañado de un cerdo que lleva una campanita al cuello. Dicha representación tiene su origen en el hecho de que la antigua Orden hospitalaria de los “Antonianos” criaba cerdos en los centros habitados,  ya que la grasa de estos animales se usaba para ungir a los enfermos de ergotismo.

El día de la fiesta litúrgica de San Antonio -17 de enero- se bendicen los establos y los animales domésticos.

Un don de Dios

En la biografía “Vita Antonii”, San Atanasio escribe estas palabras sobre san Antonio: “El hecho de que fuera conocido en todas partes, admirado y deseado por todos, incluso por aquellos que no lo habían visto, es signo de su virtud y de su alma amiga de Dios. En efecto, no se le conoce por sus escritos, por una sabiduría profana o alguna capacidad especial, sino sólo por su piedad hacia Dios.

Y nadie puede negar que este es un don de Dios. De hecho, ¿cómo se hubiera oído hablar en España y en la Galia, en Roma y en África, de este hombre que vivía retirado entre montañas, si Dios mismo no lo hubiese dado a conocer en todas partes, como hace con cuantos le pertenecen, y como había anunciado al mismo Antonio desde el principio? Porque a pesar de que ellos actúan en secreto y quieren permanecer escondidos, el Señor los muestra a todos como una lucerna, para que cuantos oigan hablar de ellos sepan que es posible seguir los mandamientos, y adquieran valor para recorrer el camino de la virtud”.

 

Oración del día:

 
"Ó s. Antonio, abad, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Antonio, abad y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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