Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Juan Ogilvie, sacerdote jesuita y mártir

Santo del 10 de marzo

Un hombre y un santo con coraje increíble. Escocés en la Escocia protestante que tortura despiadadamente a los católicos, Juan Ogilvie a principios del s. XVII mantiene viva en secreto la fe en su tierra. Capturado y torturado por mucho tiempo, resistió sin abjurar hasta su martirio en 1615.  

Santo del 10 de marzo

s. Simplicio, papa
Papa de 468 a 483. Simplicio vivió la caída del Imperio Romano de Occidente y se enfrentó a la herejía monofísita, que reconocía solo la naturaleza divina de Cristo. Animó la Iglesia en Italia. Defendió el papado de las migraciones bárbaras.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Juan Ogilvie, sacerdote jesuita y mártir, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Juan Ogilvie, sacerdote jesuita y mártir y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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