Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Juana Antida Thouret, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad

s. Juana Antida Thouret, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad - Santo del día 24 de agosto

Santo del 24 de agosto

De familia pobre, huérfana desde muy pequeña, Francisca Juana ingresó primero al Instituto de las Hijas de la Caridad y luego, no sin grandes incomprensiones y sufrimientos, fundó el Instituto de las Hermanas de la Caridad. Murió en Nápoles en 1826; fue beatificada y canonizada por Pío XI en 1934.  
s. Juana Antida Thouret, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad

"Soy una hija de la Iglesia, y conmigo, séanlo también ustedes."

Juana nació en una pobre familia de campesinos en el pueblo francés de Sancey-le-Long. Habiendo quedado huérfana de madre a sólo 16 años, se tuvo que hacer cargo de los cuidados domésticos y del trabajo en los campos. Su única consolación ante este inmenso esfuerzo y dolor fue la Virgen María. Juana era particularmente devota de Nuestra Señora, que se convirtió para ella en una verdadera y propia madre celeste cuando la madre terrenal la dejó sola. En esta dura situación, se despertó en ella la llamada a una consagración a Dios en la vida religiosa, pero para responder a esta vocación, tuvo que superar la fuerte oposición de su padre.

La Revolución Francesa y la supresión de los Institutos religiosos

A la edad de 22 años Juana logró entrar en el Instituto de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en París, (Vicentinas), pero luego estalló la Revolución Francesa y todas las órdenes religiosas fueron suprimidas. Después acompañó al Abad Receveur en su exilio en Friburgo, Alemania, y con él se dedicó al cuidado de los enfermos y a la recuperación de las jóvenes. Luego viajó a Suiza y finalmente logró volver a Francia, a Besançon, donde abrió una escuela para niñas pobres en 1797, sin renunciar al cuidado de los enfermos. Otras jóvenes se unieron a ella: este sería el primer núcleo de la nueva Congregación: las Hijas de la Caridad, que en 1819 obtuvieron la aprobación de Pío VII que les concedió la exención de la jurisdicción del obispado local.

La disputa de la "Hija de san Pedro" con el abusivo arzobispo de Besançon

Esa concesión del Papa será el comienzo de un verdadero calvario para Juana. El obispo de Besançon, a pesar del reconocimiento pontificio, en modo muy autoritario negó a la congregación el permiso de extenderse y le impuso que siguiera siendo un Instituto reconocido solo en el ámbito diocesano. Incluso cuando Juana fue a Roma para exponer al Papa tal abuso de autoridad, las cosas no mejoraron, sino que todo empeoró: Juana fue destituida y en su lugar fue eligida una nueva superiora que ocupó su lugar en Besançon. Incluso, tal nueva superiora fue obligada a no recibir en casa a Juana a su regreso de Roma. Con el corazón roto por tan dolorosa e insanable división del Instituto, Juana decidió retirarse, pero se puso en las manos de la providencia que la condujo a Nápoles donde pudo dirigir un gran hospital con algunas hermanas que permanecieron fieles. Les confió su programa: la gloria de Dios y la santificación de los miembros de la Congregación mediante obras de misericordia y fidelidad heroica a la Sede Apostólica, tanto que se ganó el apodo de "Hija de Pedro" o "Filia Petri". Juana murió en 1826 sin haber visto la reunificación de las dos ramas del instituto que había fundado; reconciliación que sólo se produciría en 1954, más de un siglo después. Fue beatificada el 23 de mayo 1926 y luego canonizada por Pío XI en 1934.

Santo del 24 de agosto

s. Bartolomeo, apóstol
Bartolomé o Natanael es uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesús desde su bautismo en el Jordán hasta su muerte y resurrección. Sabemos por los Evangelios que era un pescador de Caná, inicialmente escéptico. Las tradiciones añaden que evangelizó la India y que murió como mártir en Armenia.   Leer todo...Leia tudo...
Santa Emilia de Vialar
Santa Emilia nace en 1797 en Gaillac, Francia, donde en 1832 fundó la Congregación de las Hermanas misioneras de San José de la Aparición, cuya labor consistía en contribuir a la realización del plan de salvación de Dios para la humanidad.    Leer todo...Leia tudo...
 

Oración del día:

 
"Ó s. Juana Antida Thouret, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Juana Antida Thouret, virgen, fundadora de las Hermanas de la Caridad y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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