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s. Lino, papa

s. Lino, papa - Santo del día 23 de septiembre

Santo del 23 de septiembre

San Lino fue el segundo Papa, después de San Pedro. Su sucesor como Obispo de Roma, ejerció su ministerio durante once o doce años, aproximadamente desde el 68 D.C. hasta el 79 D.C. La Iglesia lo recuerda el 23 de septiembre.  
s. Lino, papa

Toscano de origen e hijo de Ercolano, Lino habría estudiado en Volterra y después se habría trasladado a Roma, donde encontró a San Pedro y se convirtió al cristianismo. No hay muchas informaciones sobre su vida, pero San Ireneo de Lyon dice que San Pablo y San Pedro encomendaron a Lino la función de Obispo y lo identifica con el personaje mencionado en la Segunda Carta a Timoteo. Eusebio de Cesarea reafirma esta identificación. Lo que es cierto es que fue Obispo de Roma después del martirio de los dos Apóstoles. Todos los elencos de los Obispos de Roma conservados también gracias a Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea indican su nombre después del de Pedro.

Los inicios de la Iglesia en años turbulentos

Antes de llegar a ser Obispo de Roma, Lino vivió bajo la persecución desencadenada por el emperador Nerón contra los cristianos. Al inicio de su Pontificado, el Imperio romano vivió una fase turbulenta, con la muerte de los tres inmediatos sucesores de Nerón: dos fueron asesinados, mientras uno se suicidó. En el año 69 D.C. llega Vespasiano que pone orden. Su hijo Tito acaba después con la revuelta judaica y destruye el Templo en Jerusalén en el 70 D.C. Son los años en que Lino comienza a dar una organización a la Iglesia, ordena obispos y sacerdotes y da algunas reglas, por ejemplo – según el Liber Pontificalis – a él se le atribuye la obligación para las mujeres de participar en la Eucaristía con la cabeza cubierta.

También son los años de las disputas con la escuela de Simón Magno y con los Ebionitas, judeo-cristianos que practicaban la observancia de la ley mosaica. Es venerado come mártir, si bien no se ha comprobado que lo haya sido puesto que en aquel tiempo la Iglesia conoció un período de paz. Además, también según el Liber Pontificalis fue sepultado en la colina del Vaticano junto al Apóstol Pedro.

Santo del 23 de septiembre

S. Pio da Pietrelcina, sacerdote
Pietrelcina, 25 de mayo de 1887. Es el lugar y el tiempo en el que comienza la historia de uno de los santos más amados: el padre Pío, cuyo nombre secular era Francesco Forgione. Su vida, inspirada por el ejemplo de san Francisco, tiene una referencia constante: la Cruz, la pasión de Cristo.    Leer todo...Leia tudo...
 

Oración del día:

 
"Ó s. Lino, papa, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Lino, papa y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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