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s. Matilde, reina

s. Matilde, reina - Santo del día 14 de marzo

Santo del 14 de marzo

Nacida en una familia de Condes, formará la suya propia con el Duque de Sajonia y futuro Rey de Alemania y de ella descenderán cuatro emperadores. Pero más que aspirar a la riqueza, Matilde quería ser una santa y tal será proclamada en 968. Es particularmente venerada en algunas diócesis alemanas.  
s. Matilde, reina

Matilde nació en Sajonia en una familia profundamente religiosa que la envió a estudiar al monasterio de Herford, Westfalia, donde su abuela era abadesa. Regresó muy bien educada y llena de devoción para poner en práctica las verdades de la fe: además de cultivar las virtudes cristianas, había aprendido a leer y a escribir e incluso se interesó por la política, algo inusitado para las mujeres, aunque nobles, en aquellos tiempos. Se casó con Enrique, Duque de Sajonia que unos años después se convertiría en el Rey de Alemania.

Las peleas entre sus hijos Otón y Enrique

La vida de los soberanos alemanes fluye tranquilamente: Enrique está a menudo ausente, Matilde vive una verdadera vida monástica en el palacio, se ocupa de muchas obras de caridad hacia los pobres y de asistencia a los enfermos. Pero no puede dedicar tanto tiempo como le gustaría a estas obras de misericordia, por lo que por la noche frecuentemente se mantiene despierta en la oración. En 936, despues de la muerte de su marido, se despojó de todas sus posesiones y privilegios. Inmediatamente, inició la dura lucha por la sucesión al trono entre dos de sus tres hijos, en particular: Otón, que siendo al hijo mayor, había sido designado como heredero al trono por su padre, y Enrique que, con el apoyo de su madre incrementó sus pretensiones contra su hermano. Por eso, Enrique será apodado "el buscapleitos".

De la corte al monasterio de Nordhausen

Al final Otón se convirtió en rey de Alemania con el nombre de Otón I y en 962, cuando fue a Roma a recibir la corona imperial, fue Matilde quien gobernó el reino desde su refugio en el monasterio de Nordhausen, uno de los muchos que ella había ayudado a construir y apoyar como Pöhdle, Quedlinburg, Grona, Enger y Duderstadt, así como numerosos hospitales. La elección del monasterio le fue impuesta por los dos contendientes, que por primera vez se pusieron de acuerdo sólo para evitar que su madre consumiera la fortuna familiar en constantes y sustanciosas limosnas.

Incluso una reina puede ser santa

Matilde vivió sus últimos años reclusa casi como si hubiera sido una monja de clausura, siempre generosa y caritativa con todos y completamente ajena a la mundanidad y las prerrogativas de su rango. Cuando murió, en el monasterio de Quedlinburg donde poco antes se había mudado , muchos ya la llamaban "la reina santa". Aún hoy Matilde de Alemania, que está sepultada junto a su marido en Quedlinburg, es particularmente venerada en las diócesis alemanas de Paderborn, Fulda y Munich. Los fieles que desean ardientemente emprender un serio camino de renovación interior que los conduzca hacia la santidad, oran y piden estas gracias a Dios por medio de su intercesion y se dedican con todas sus fuerzas a practicar las virtudes cristianas que condujeron Matilde a la santidad.

Santo del 14 de marzo

Tomás nació en Umbria, Italia. Se hizo monje benedictino en 1866 y como sacerdote tomó el nombre de Plácido. Fue muy observante de la Regla y Rector de la Abadía de Farfa Sabina. Por 20 años fue confesor de las monjas ermitañas. Murió en 1915 después de haber padecido la malaria y la parálisis.  
 

Oración del día:

 
"Ó s. Matilde, reina, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Matilde, reina y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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