Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

s. Virgilio, obispo de Salisburgo

s. Virgilio, obispo de Salisburgo - Santo del día 27 de noviembre

Santo del 27 de noviembre

Monje y abad en su Irlanda natal, Virgilio pasó la mayor parte de su vida en Salzburgo. Llamado allí como obispo por el rey de los Francos, Pipino el Breve, se dedicó con gran celo apostólico a la tarea de evangelizar y pacificar el recién conquistado Ducado de Baviera.  
s. Virgilio, obispo de Salisburgo

Virgilio, nacido en Irlanda en el 700 aproximadamente, fue nombrado obispo gracias a la influencia del rey de los Francos Pipino el Breve. Su tarea fue doble: religiosa y política. Por un lado se dedicó a evangelizar y por otro lado intentó pacificar el recién conquistado Ducado de Baviera. En su tierra natal, Virgilio había adquirido experiencia como monje hasta alcanzar el cargo de abad en un importante monasterio. Pasó la mayor parte de su vida episcopal en Carincia, en Salzburgo. Murió en Salisburgo, el 27 de noviembre de 784.

Su forzada obediencia al Papa Zacarías

Aunque era un hombre de gran cultura teológica y científica, su elección como obispo había sido influenciada sobre todo por razones políticas de parte del rey de los Francos y por ello, su nombramiento unilateral no encontró el consentimiento de san Bonifacio, que era el legado papal en Alemania, pues el rey además había nombrado obispo Virgilio sin haber consultado previamente al representante de la Santa Sede. Éste no fue el único motivo de fricción entre Bonifacio y Virgilio: también estaban divididos por diferentes interpretaciones respecto de nuevas teorías científicas en el campo de la cosmología. Por ejemplo, Virgilio afirmaba la existencia de otras regiones en el hemisferio sur, desde el ecuador hasta la Antártida, pero tales teorías no era posible fundarlas en los textos de las Sagradas Escrituras y, como las implicaciones de los aspectos doctrinales y religiosos de tales hipótesis ponían en crisis la interpretación literal que se hacía en ese entonces de los textos sagrados, interpretaciones que suponían que los hijos de Adán fueran sólo los que se describían en los libros sagrados, el papa Zacarías le ordenó severamente que dejara de lado tales teorías bajo pena de serios castigos canónicos. Virgilio forzosamente tuvo que obedecer al papa, sumisamente abandonó las disputas teológicas y se dedicó con celo a la organización de su diócesis. Fue incansable en la educación religiosa del pueblo y en la asistencia a los pobres. En 774 inauguró la primera catedral de la ciudad y la dedicó a su primer obispo, san Ruperto, trasladando allí sus reliquias en un altar de honor. Además, supervisó la fundación de numerosas abadías (la de San Cándido, por ejemplo) extendiendo su actividad misionera a Estiria y Panonia. Murió en 784, pero sólo en 1233 se reconoció oficialmente su santidad.

 

Oración del día:

 
"Ó s. Virgilio, obispo de Salisburgo, humilde siervo de Dios, que encontraste en la soledad y la oración la verdadera paz, intercede por nosotros ante el Señor. Ayúdanos a buscar la unidad y la fortaleza espiritual en medio de las tribulaciones, y guíanos con tu sabiduría hasta el corazón de la Santísima Trinidad. Amén."
 
Que en este día podamos reflexionar sobre la vida de s. Virgilio, obispo de Salisburgo y encontrar inspiración en su entrega total a Dios, especialmente en tiempos difíciles.
 

El Santo del Día: La Importancia de la Santidad Cotidiana

Cada día, la Iglesia Católica conmemora la vida de uno o más santos, recordando sus virtudes y su testimonio de fe. La tradición del "Santo del Día" nos permite conocer a quienes dedicaron su existencia a Dios, sirviendo con amor y devoción a la humanidad.
 

¿Quiénes son los santos?

Los santos fueron hombres y mujeres que, en su caminar por este mundo, se esforzaron por seguir fielmente las enseñanzas de Cristo. Algunos sufrieron el martirio por su fe, mientras que otros dedicaron sus vidas a la oración, la caridad y la evangelización. La Iglesia los reconoce como santos tras un proceso en el que se confirman sus virtudes y los milagros atribuidos a su intercesión.
 

La celebración del Santo del Día

Cada santo tiene un día especial de conmemoración, generalmente en la fecha de su fallecimiento, visto como el momento de su encuentro definitivo con Dios. Esta práctica nos invita a conocer más sobre sus vidas y a dejarnos inspirar por su testimonio de santidad.
 

Un propósito espiritual

Celebrar el Santo del Día no es solo un recordatorio histórico, sino también un llamado a la reflexión y a la oración. A través de su intercesión, podemos pedir fuerza y aliento para afrontar los desafíos diarios con más fe y esperanza.
 
Conocer la vida de los santos y celebrar su legado es una manera hermosa de fortalecer nuestra fe y encontrar modelos concretos de vida cristiana. Cada uno de ellos nos deja una enseñanza sobre perseverancia, amor al prójimo y entrega total a Dios. Que sus historias nos animen a vivir con más devoción y propósito, siguiendo el camino de Cristo en nuestro día a día.
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