Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 10 de abril

Santo del 10 de abril | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 10 de abril, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 10 de abril, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

s. Magdalena de Canossa, virgen, fundadora de los Hijos y de las Hijas de Caridad

Una infancia difícil

Magdalena Gabriela de Canossa, descendiente de la célebre Matilde de Canossa que había favorecido la revoca de la excomunión del emperador Enrique IV por parte del Papa Gregorio VII, nació el 1 de marzo de 1774 en el palacio noble de Verona que pertenecía a su familia y que se daba al lado de Agide a poca distancia del Arco de Gavi. A solo cinco años se quedó huérfana de padre, y dos años después fue abandonada por la madre que se casó en un segundo matrimonio con el marqués Zenetti de Mantua. La educación de Magdalena y de sus cuatro hermanos fue confiada durante los ocho años sucesivos a una institutriz francesa particularmente severa, que no comprendía el carácter de la niña y la trataba con excesiva dureza. A los 15 años Magdalena sufrió una misteriosa fiebre, seguida de un dolor ciático violento y una grave forma de viruela. Estas enfermedades la dejaron un asma crónica y una dolorosa contracción a los brazos que se agravaron con los años. Durante la recuperación se abrió camino en ella la vocación religiosa y el deseo de entrar en un convento, pero la detenía el pensamiento de tantos pobres y necesitados que llenaban los atrios de la casa paterna y que ella sostenía de diversos modos.

Primeras experiencias en el Carmelo

Después de haber consultado con su confesor, el carmelita Stefano del Sacro Cuore, pidió entrar por un periodo de prueba al monasterio de Santa Teresa en Verona y luego en aquel de las Carmelitas Descalzas en Conegliano. Ambas experiencias se concluyeron alrededor de algunos meses con su regreso a casa, porque fue juzgada como no adecuada a la vida de claustro. La superiora del convento de Verona le escribió, si: “Dios había manifestado con evidencia de no quererla Descalza, no por esto la rechazaba como Esposa”, y le aconsejó un nuevo director espiritual, don Luis Ribera, quien la exhortó a un servicio de caridad en la propia familia y en el mundo. En 1799 Magdalena recogió de la calle a dos jóvenes sin techo y las colocó provisionalmente en un departamento en el barrio de San Zeno. En el palacio de Canossa en 1804 hospedó a Napoleón Bonaparte, que pasaba por Verona. Bonaparte tuvo mudo de conocer y apreciar a Magdalena y su fervor apostólico y le dio el ex monasterio de las Agustinas. Así nació el primer Instituto de la Congregación de la Caridad, aprobada por Pío VII en 1816, en el cual Magdalena organizó cursos de catequesis y asistencia a los enfermos, pero sobre todo escuelas de instrucción y de formación para las jóvenes.

La Hijas de la Caridad

Muchas jóvenes eran atraídas por el carisma de Magdalena y de sus hermanas: alrededor de pocos años surgieron nuevos Institutos en Venecia, Milán, Bérgamo, Trento. De la congregación era sacada toda forma de tristeza y de melancolía. Ella aconsejaba, en vez de un rigor excesivo, el tranquilo abandono a la voluntad de Dios. En el Instituto de Bérgamo fundó el primer seminario para las maestras del campo, y enseguida la Orden Terciaria de las Hijas de la Caridad, abierto también a las mujeres casadas o viudas que se ocupaban principalmente de la enseñanza de las enfermeras y de las profesoras.
En los últimos años de su vida Magdalena sufrió frecuentes crisis de asma y de fuertes dolores a las piernas y a los brazos. En la desnuda celda de su convento no tenía ni siquiera un reclinatorio: para rezar le bastaba, decía, las gradas bajo la ventana. El 10 de abril de 1835 pidió a sus hermanas que la sostuvieran de pie para recitar tres Aves Marías a la Virgen Dolorosa, por quién nutria una especial devoción. A la tercera Ave María, narran, elevó los brazos hacia lo alto con un grito de alegría, junto sus manos y reclinó la cabeza sobre la espalda de una hermana.
Fue beatificada por Pío XII en 1941 y sucesivamente canonizada por Juan Pablo II en 1988.

Calendario Litúrgico

10 de abril: Jueves de la V semana de Cuaresma

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Génesis 17, 3-9
Salmo Responsorial: Salmo 104, 4-5. 6-7. 8-9
Aclamación antes del Evangelio: Cfr Salmo 94, 8
Evangelio: Juan 8, 51-59

Color litúrgico: Morado

Reflexión

  • La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Por esto, el salmista invita a toda la creación a celebrar la resurrección de Cristo, al decir que hay que alegrarse y llenarse de gozo en este día en que actuó el Señor (San Máximo de Turín)

  • Los doctores de la ley no entendían la alegría de la promesa; no entendían la alegría de la esperanza. En cambio, nuestro padre Abrahán fue capaz de alegrarse porque tenía fe. Esos doctores de la ley habían perdido la fe: eran doctores de la ley, pero sin fe. Más aún: habían perdido la ley, porque el centro de la ley es el amor, el amor a Dios y al prójimo… (Francisco)

  • Sólo la identidad divina de la persona de Jesús puede justificar una exigencia tan absoluta como ésta: ‘El que no está conmigo está contra mí’ (Mt 12,30); lo mismo cuando dice que Él es ‘más que Jonás... más que Salomón’ (Mt 12,41-42), ‘más que el Templo’ (Mt 12,6); cuando recuerda, refiriéndose a que David llama al Mesías su Señor, cuando afirma: ‘Antes que naciese Abraham, Yo soy’ (Jn 8,58); e incluso: ‘El Padre y yo somos una sola cosa’ (Jn 10,30) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 590)

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