Santo del 20 de enero
Conozca la Historia y la Devoción
El día 20 de enero, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.
Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 20 de enero, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!
Papa por 14 años, Fabiano cultivó las relaciones con los cristianos de Oriente y dividió Roma en siete diakonías para asistir a los pobres. Fue encarcelado y condenado a muerte en 250, en la persecución de Decio. Los cristianos lo veneraron como mártir en el cementerio de San Calisto en la Vía Apia.
Nació en Milán y llegó a ser un alto oficial del ejército imperial muy estimado por Diocleciano, quien no sospechaba que fuera cristiano. Ayudó a los cristianos encarcelados y a los soldados y nobles convertidos. Descubierto, fue condenado: sobrevivió a las flechas pero fue azotado hasta su muerte.
Calendario Litúrgico
20 de enero: Lunes de la II semana del tiempo ordinario
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura:
Hebreos 5,1-10
Aclamación antes del Evangelio:
Hebreos 4,12
Evangelio:
Marcos 2,18-22
Color litúrgico: Verde
Reflexión
La devoción se ha de ejercitar de diversas maneras. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno (San Francisco de Sales)
La Palabra de Dios es viva, es libre. El Evangelio es novedad. La revelación es novedad. Jesús es muy claro: vino nuevo en odres nuevos. Dios debe ser recibido con esta apertura a la novedad. Y esta actitud se llama docilidad (Francisco)
El sacrificio exterior, para ser auténtico, debe ser expresión del sacrificio espiritual (…). Los profetas de la Antigua Alianza denunciaron con frecuencia los sacrificios hechos sin participación interior o sin amor al prójimo. Jesús recuerda las palabras del profeta Oseas: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’ (Mt 9,13) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.100)