Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 30 de enero

Santo del 30 de enero | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 30 de enero, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 30 de enero, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

Martina, hija de un noble romano, se convirtió al cristianismo y comenzó a distribuir sus bienes entre los pobres. Arrestada por los guardias del emperador Alejandro Severo, fue sometida en vano a varias torturas hasta que fue decapitada. Es venerada en Roma gracias a la devoción de Urbano VIII.  
s. Jacinta Marescotti, virgen romana

Cuando se es hermosa, rica, y además noble de nacimiento, se cree que sea posible obtenerlo todo. Clarice, la hija de los príncipes Marescotti de Vignanello, así lo pensaba: desde joven soñaba con una vida cómoda y un buen matrimonio, pero los planes de felicidad que el Señor tenía para ella tomarían otros rumbos. Clarice estaba segura de que habría podido realizar sus sueños pues había conocido al joven marqués Capizucchi y se había enamorado de él. En cambio, los padres de Clarice habían decidido que la esposa del marqués fuera Ortensia, la hermana menor de Clarice.

Un monasterio al puesto de un marido

La decepción de Clarice fue tan fuerte que decidió no perdonar a sus padres por haber preferido a su hermana y comenzó a hacerles la vida imposible. Para evitar esos problemas, el príncipe, la recluyó por la fuerza en el monasterio de San Bernardino, en Viterbo, donde había estudiado de niña y donde su otra hermana, Ginevra, ya se había convertido en monja. Clarice, por su cuenta, no aceptó la clausura estrecha pero tomó el nombre de Jacinta. Aceptó solo participar a la vida de oración de la comunidad, y por eso se hizo Terciaria franciscana para no someterse al claustro. Como no sentía la vocación a profesar los votos de obediencia y pobreza, profesó solo el voto de castidad. Por eso siguió vistiéndose con ropa fina, viviendo en un apartamento bien arreglado donde muchos amigos venían a visitarla y donde se hacía servir por dos novicias. Era noble y como tal quería seguir viviendo.

De adolescente frustrada a grande santa

A pesar del escándalo causado, Jacinta vivió así durante 15 años. Luego se enfermó gravemente. Y así comprendió su fragilidad. Fue en el sufrimiento de la enfermedad que el Señor la esperaba, paciente. "¡Oh Dios, te lo ruego, dale sentido a mi vida, dame esperanza, dame la salvación!" rezaba. Una vez curada, pidió perdón a las hermanas y se despojó de sus vanidades. Los siguientes 24 años de su vida fueron años de mayores privaciones y de una más intensa dedicación al prójimo, especialmente a los pobres y los enfermos. Gracias a la ayuda económica de sus amigos del pasado, pudo organizar desde el claustro la actividad de dos institutos caritativos: los Sacconi, (llamados así por el sayo que vestían los hermanos durante su servicio), enfermeros que ayudaban a los enfermos, y los Oblatos de María, que ofrecían consuelo a los ancianos y abandonados. Ella misma daba a los pobres todo lo que recibía y su ejemplo acercó a la fe incluso a muchos que antes se habían alejado.

La muerte en olor de santidad

Jacinta murió en 1640 y fue inmediatamente venerada como santa por el pueblo, especialmente por aquellas personas que habían vivido en manera disoluta o mundana, pero que gracias a los ejemplos de Jacinta, habían sido tocados por la gracia de la conversión. Se cuenta que durante sus funerales toda la gente quería llevarse un trozo de su hábito para conservarlo como una reliquia, y por eso sus restos tuvieron que ser revestidos por tres veces. Fue el Papa Pío VII quien la canonizó en 1807.

Calendario Litúrgico

30 de enero: Jueves de la III semana del tiempo ordinario

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Hebreos 10, 19-25
Salmo Responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
Aclamación antes del Evangelio: Salmo 118, 105
Evangelio: Marcos 4, 21-25

Color litúrgico: Verde

Reflexión

  • Concédeme, Señor, un amor que nunca mengüe, para que con él brille siempre mi lámpara y no se apague nunca, y sus llamas sean para mí fuego ardiente y para los demás luz brillante (San Columbano, abad)

  • De los obstáculos, que perduran en nuestro tiempo, nos limitaremos a citar la falta de fervor, tanto más grave cuanto que viene de dentro. Dicha falta de fervor se manifiesta en la fatiga y desilusión, en la acomodación al ambiente, y sobre todo en la falta de alegría y de esperanza (San Pablo VI)

  • La vida entera de Cristo fue una continua enseñanza: su silencio, sus milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la aceptación total del sacrificio en la cruz por la salvación del mundo, su resurrección, son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 561)

  • 📖 Evangelio de hoy
    🙏 Laudes
    📅 Calendario Litúrgico