Santo del 4 de marzo
Conozca la Historia y la Devoción
El día 4 de marzo, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.
Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 4 de marzo, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!
Nace en 1458, hijo del rey de Polonia, de origen lituano, renunció a la corona de Hungría porque el Papa estaba en contra. Se negó a casarse con la hija de Federico III de Habsburgo, sólo por ampliar el reino. Muere a los 25 años, sin dejarse vencer por la seducción del poder y el lujo.
Hubiera preferido hacerse un monje en vez de haber reinado por 40 años en el siglo XII. Amó la oración, la penitencia y el desprecio de la mundanidad en medio de los combates. Partidario de los Güelfos, defendió la Abadía de Altacomba, donde fue sepultado. Fue beatificado por Gregorio XVI en 1838.
Calendario Litúrgico
4 de marzo: Martes de la VIII semana del Tiempo ordinario
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura :
Sirácida 35, 1-15
Aclamación antes del Evangelio:
Cfr Mateo 11, 25
Evangelio:
Marcos 10, 28-31
Color litúrgico: Verde
Reflexión
‘Pues yo os aseguro que nadie hay…’. No quiere decir con esto que abandonemos a nuestros padres, dejándolos sin auxilio, ni que nos separemos de nuestras mujeres, sino que prefiramos el honor de Dios a todo lo que es perecedero (San Beda el Venerable)
No cabe duda que las formas concretas de seguir a Cristo están graduadas por Él mismo según las condiciones, las posibilidades, las misiones, los carismas de las personas y de los grupos (San Juan Pablo II)
Los cristianos, por ser miembros del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo (cf. Ef 1,22), contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante la constancia de sus convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta, crece y se desarrolla por la santidad de sus fieles, ‘hasta que lleguemos al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud en Cristo’ (Ef 4,13) (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.045)