Santo del 7 de mayo
Conozca la Historia y la Devoción
El día 7 de mayo, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.
Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 7 de mayo, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!
Vivió entre los siglos I y II, Flavia Domitila fue sobrina de Vespasiano y esposa del cónsul romano Flavio Clemente, de quien tuvo siete hijos. Convertida al cristianismo, fue acusada de "ateísmo", según la mentalidad de la época. Enseguida fue deportada a la isla de Ponza donde sufrió el martirio.
¿Matrimonio o clausura? Rosa Venerini de Viterbo nació en 1656 de una familia acomodada y eligió otro camino. Rezando en casa con algunas mujeres, notó su falta de preparación: fundó la primera escuela para "liberarlas de la ignorancia y el mal". Hoy en día su obra está presente en todo el mundo.
Calendario Litúrgico
7 de mayo: Miércoles de la III semana de Pascua
Lecturas y Evangelio de hoy
Primera lectura :
Hechos 8, 1-8
Aclamación antes del Evangelio:
Cfr Juan 6, 40
Evangelio:
Juan 6, 35-40
Color litúrgico: White
Reflexión
Señor, haz de mí lo que Te agrade. No Te pongo ningún impedimento ni restricción, porque Tú eres todo mi deleite y el amor de mi alma. Y yo, igualmente, derramo ante Ti el torrente de mis confidencias (Sta. Faustina Kowalska)
Sólo quien es Dios, ve a Dios, y éste es Jesús. Él habla realmente a partir de la visión del Padre, a partir del diálogo permanente con el Padre, un diálogo que es su vida (Benedicto XVI)
El Hijo de Dios ‘bajado del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que le ha enviado’ (Jn 6,38), ‘al entrar en este mundo, dice: (...) He aquí que vengo (…) para hacer, oh Dios, tu voluntad’. En virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 606)