Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino

Santo del 20 de julio

Santo del 20 de julio | Celebrando a Vida dos Santos da Igreja

Conozca la Historia y la Devoción

 

El día 20 de julio, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de santos y beatos que marcaron la historia de la fe con su ejemplo de amor a Dios y al prójimo. En esta fecha especial, recordamos su trayectoria, milagros y enseñanzas, que continúan inspirando a los fieles en todo el mundo.

Acompáñenos a conocer la historia del Santo del 20 de julio, descubra sus virtudes y profundice en la espiritualidad cristiana a través de oraciones y reflexiones. ¡Que su testimonio de fe fortalezca nuestro camino diario!

S. Apolinar, obispo de Ravena y mártir

Como sucede a menudo con los Santos del primer siglo, no hay muchas fuentes históricas sobre la vida de San Apolinar, el primer obispo de Rávena. Vivió en tiempos del Imperio Bizantino de Oriente. El encuentro con el apóstol Pedro parece ser decisivo en su vida. Algunas fuentes, sin embargo, datan la figura histórica del Santo más tarde, alrededor del 150-200.

Seguir a Jesús hasta el fin del mundo

Apolinar es un joven de grandes esperanzas, que vive en Antioquía con su familia de religión pagana. Un día alguien llega a su ciudad para hablar de una nueva forma de amarse los unos a los otros, así como Dios nos ama a nosotros. Su nombre es Pedro y sus palabras son las de Jesús, el Hijo de Dios a quien vio morir con sus ojos y luego resucitar para redimir a la humanidad, y de quien recibió el encargo de construir su Iglesia. Por esta razón, Pedro viaja por todas partes y en torno al año 44 llega precisamente a Siria. Apolinar fue fulgurado por la Palabra y decide seguirlo a Roma. Desde allí, Pedro lo envía a Classe, cerca de Rávena, donde la marina romana tenía una base con cientos de marineros, en su mayoría de tierras orientales. Algunas fuentes también describen una misión evangelizadora en Mesia y Tracia que duró unos 3 años.  

Primer obispo de Rávena, para la ira de los paganos

Apolinar es despierto, coge las cosas al vuelo y, sobre todo, habla bien. Logra llevar a muchos a la fe cristiana, obteniendo la conversión de familias enteras. Por eso Pedro le confía la construcción de la Iglesia de Rávena, de la que de hecho es nombrado pastor, es decir, primer obispo. Cuando llega a la ciudad cura a la esposa del tribuno, pero tan pronto como las autoridades se enteran, le piden que sacrifique ídolos a los dioses. Apolinar se niega: responde que los ídolos estaban hechos de oro y plata, materiales preciosos que hubiera sido mejor dar a los pobres, y así, es golpeado brutalmente. A pesar de este difícil debut, gobernaría esta iglesia durante unos 30 años, construyendo la reputación de "sacerdote" y "confesor" por la que es recordado.

El martirio y la difusión del culto

Apolinar interpreta perfectamente la misión pastoral del obispo, logrando conquistar a la fe las almas de muchos. Era normal que en un momento dado terminara en la mira de los paganos. Estamos bajo el reinado de Vespasiano, en el año 70 d.C. Incluso lo intiman a que no predique, pero él se niega a obedecer. Un día, al regresar de una visita a una leprosería, lo golpean tan fuerte que muere siete días después. En el lugar de su martirio – el  actual San Apolinar en Classe – se  construye una basílica consagrada en el año 549. Su culto se extiende rápidamente, incluso más allá de las fronteras de la ciudad: llega a Roma gracias a los papas Simmaco y Honorio I, mientras que el rey franco Clovis le dedica una iglesia cerca de Dijon. Finalmente, en el siglo IX, sus reliquias son llevadas a la ciudad, y conservadas en la iglesia que a partir de ese momento toma el nombre de San Apolinar el Nuevo.

s. Elías, profeta

"Luego apareció, como un fuego, el profeta Elías, cuyas palabras quemaban como un antorcha": El Sirácides (48,1) describe así a uno de los más grandes profetas en la historia religiosa del antiguo Israel. Sin embargo, no se sabe mucho sobre su vida. Nació en Tisbe en el siglo noveno a.C, en la época del rey Acab, y dedicó su vida a distanciar a la gente de la adoración de ídolos para conducirlos hacia el Dios verdadero y único, coherente con el nombre que se le dio: Elías significa de hecho: "El Señor es mi Dios".

El precursor de San Juan Bautista

Hombre virtuoso y austero, lleva una capa de piel de camello sobre un simple delantal ajustado a sus costados, prefigurando así, 8 siglos antes, a Juan el Bautista. Dotado de un corazón de guerrero y un intelecto refinado, une en su alma el ardiente fuego de la fe y el celo por el Señor, tanto que Crisóstomo lo define "ángel de la tierra y hombre del cielo". Siglos después, el Catecismo de la Iglesia Católica lo presentará como un modelo de la vida cristiana y de pasión por Dios, "Padre de los Profetas, de la generación de aquellos que buscan a Dios, que buscan su rostro" (CCC, 2582).

El enfrentamiento con los seguidores de Baal

Un ejemplo sorprendente de la fuerza profética de Elías se puede leer en el primer Libro de los Reyes, en el capítulo 18, que cuenta cómo en tiempos del rey Acab Israel estaba cediendo a la seducción de la idolatría: de hecho, adoraba a Baal porque creía que donaba la lluvia y, por lo tanto, fertilidad a los campos, al ganado y a la humanidad. Precisamente para desenmascarar esta creencia engañosa, Elías reúne al pueblo en el Monte Carmelo y le propone hacer una elección: seguir al Señor o seguir a Baal. El profeta invita a más de 400 idólatras a enfrentarse: cada uno preparará un sacrificio y cada uno orará a su propio dios para que se manifieste. Quien responde en el mundo inequívoco es el Señor, "Dios de Abraham, de Isaac y de Israel", que quema la oferta por el sacrificio preparada por Elías en un altar compuesto de doce piedras, "según el número de las tribus de los hijos de Jacob, a quienes el Señor les había dado el nombre de Israel". Así, el corazón de la gente se convierte, de frente a la evidencia de la Verdad. Baal, por su parte, permanece silencioso e impotente porque – y esta es la enseñanza de Elías – "la verdadera adoración a Dios es entregarse a Dios y a los hombres, la verdadera adoración es el amor" que "no destruye sino que renueva y transforma". (Benedicto XVI, Audiencia general 15 de junio de 2011).

El encuentro con el Señor en el Monte Oreb

Una nueva prueba, pero, aguarda al profeta: él, que luchó tanto por la fe, debe escapar de la ira de la reina Jezabel, la idólatra esposa de Acab, que lo quiere muerto. Agotado y asustado, Elías le pide a Dios morirse y se abandona a un sueño ininterrumpido. Pero un ángel lo despierta y le ordena subir al monte Horeb para encontrarse con el Señor. Elia obedece: camina durante 40 días y 40 noches para alcanzar la meta, en un viaje que es la metáfora de la peregrinación y la purificación del corazón hacia la experiencia de Dios.

El silencio sonoro

Como se prefigura, el encuentro con el Señor tiene lugar, pero no de manera sorprendente: Dios se manifiesta, de hecho, en forma de una brisa ligera. Es un "hilo de un silencio sonoro" – como explica el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa Santa Marta del 10 de junio de 2016 – que insta a Elías a no desanimarse, a volver sobre sus pasos para completar su misión. Y el profeta, cubriendo su rostro como signo de adoración y humildad, obedece a la llamada de Dios porque entiende su valor: el de la prueba, la obediencia y la perseverancia. Por lo tanto, una vez más, Elías desafía a Acab y Jezabel, quienes habían usurpado la tierra de un campesino, profetizando sus terribles desgracias hasta el punto de hacer que se arrepientan. El profeta también alivia el sufrimiento y la miseria de una viuda alimentándola y sanando a su hijo, que está a punto de morir. Una vez que cumplió su misión, Elías desaparece, ascendiendo al cielo en un carro de fuego y entrando en la infinidad de ese Dios que había servido con tanta pasión. Su manto permanecerá en la tierra, destinado al discípulo Eliseo en señal de investidura.

Celo profético

Hoy en día, la orden religiosa de los Ermitaños del Monte Carmelo recuerda a este gran Profeta en su emblema en forma de escudo: en él se representa un brazo que sostiene una espada de fuego y una cinta con las palabras "Zelo zelatus sum pro Domino Deo exercitum", es decir, "lleno de celo por el Dios de los ejércitos".

En el 391 o 92 Aurelio es obispo en Cartago. La Iglesia local está desunida por crisis internas y por la división perpetrada por el intransigente obispo Donato. Aurelio revitaliza la Iglesia respaldando al futuro gran Santo, Agustín. En cada decisión busca la sintonía con Roma. Muere en el 430.  

Calendario Litúrgico

20 de julio: XVI Domingo Ordinario

Solemnity

Lecturas y Evangelio de hoy

Primera lectura : Génesis 18, 1-10a
Salmo Responsorial: Salmo 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5
Segunda lectura: Colosenses 1, 24-28
Aclamación antes del Evangelio: Cfr Lucas 8, 15
Evangelio: Lucas 10, 38-42

Color litúrgico: Green

Reflexión

  • Marta, bendita seas por tus buenos servicios; cuando llegues a la patria celestial todo esto allí ya no existirá: allí sólo habrá lo que María ha elegido (San Agustín)

  • La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la vida activa, mucho menos por la generosa hospitalidad; sino una llamada clara al hecho de que lo único verdaderamente necesario es escuchar la Palabra del Señor, que es eterna y da sentido a nuestra actividad cotidiana (Benedicto XVI)

  • Meditar lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo. Aquí, se abre otro libro: el de la vida. Se pasa de los pensamientos a la realidad (…). Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: ‘Señor, ¿qué quieres que haga?’ (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.706)

  • 📖 Evangelio de hoy
    🙏 Laudes
    📅 Calendario Litúrgico